Al contrataque

Un clásico

El trabajo, la evolución, Messi y la herencia de Johan Cruyff hacen que la distancia respecto al Madrid de Florentino sea sideral

Aficionados rinden el último homenaje a Cruyff en el Camp Nou.

Aficionados rinden el último homenaje a Cruyff en el Camp Nou. / periodico

MANEL FUENTES

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El futbol es hoy canal para ser embajadores globales. Madrid y Barcelona siempre atesoraron a muchos de los mejores, pero desde hace unos años el epicentro mundial está en Messi y en el Barça. Vapuleador de records, el argentino ha hallado un armazón que, desde él y para él, reescribe la hegemonía de este deporte. Es mucho más que lo que hizo Johan Cruyff como jugador, pero sin el 'Flaco', difícilmente Messi habría tenido este recorrido.

Leo no brilla igual con Argentina, y la diferencia es el nido que empezó a poner en práctica Johan. Como técnico marcó las bases para que jugaran los mejores, (y se divirtieran), con el balón de aliado. Tras él en el juego hubo involuciones (Robson, Van Gaal Tata) y evoluciones (Rijkaard, Guardiola, Tito o Luis Enrique) que, sin Messi, difícilmente hubieran tenido trascendencia. Messi es hoy el sol de nuestro sistema de juego. Quizá nunca tendrá las pretensiones de Johan fuera del césped, pero por suerte el futbol solo es real en el campo y no en el entorno.

Luis Enrique ha sabido añadir mecanismos como el contrataque a la naranja culé y así hoy, astro y sistema, hacen que la distancia con el Madrid de Florentino sea sideral. Trabajo, evolución, Messi y la herencia de Johan. Un abismo para un rival que siempre tuvo el triunfo en su ADN (con o sin padrinos), mientras veía al Barça resistir desde la épica, el victimismo o el compromiso con el 'més que un club' más que con el fútbol.

Pero con Cruyff todo empezó a cambiar. Fue el más talentoso de su generación e imprimió un carácter ganador que nos ayudó a creer que podíamos ser nosotros los que marcáramos la pauta y luego como entrenador empezó a sentar las bases para sistematizar su filosofía. Y siempre concibió el juego, con la pelota y con los mejores. Hoy tenemos al mejor. Y posiblemente al segundo mejor. Y a los mejores escuderos. Y cantera. Y posiciones claras. Y un sistema enriquecido y trabajado.

POLÍTICA DE TIERRA QUEMADA

La ambición de Florentino, queriendo siempre tensión competitiva, sin sembrar ni asumir los tiempos de germinación, le lleva a la urgencia, al error y a la política de tierra quemada. Cristiano es quién mejor simboliza ese carácter. Talentoso y esforzado, (igual que el presidente), siempre busca intrigas y chivos expiatorios a sus males pues les resulta inconcebible no gozar del triunfo. Eso sí, se olvidaron ambos, de apostar por un estilo, por una ética y una estética con lo que nunca convirtieron sus llamaradas en una llar de foc.

Mourinho fue quien le dio mayor gloria y peor fama. Y después pasaron ya demasiados. Zidane es cosmética, aunque si gana el clásico y las cosas le van de cara en Europa, Florentino buscará en él el juego de espejos donde mirarse. De hecho, da igual. Estamos muy por delante. Mucho más de lo que marcan los números. Tenemos a Messi. Y a Johan.