Al contrataque

Ciudadanos se frotaría las manos

¿A quién beneficiaría celebrar de nuevo elecciones en marzo?

Artur Mas, este jueves, en el pleno de investidura. Tras él, los miembros de la Mesa.

Artur Mas, este jueves, en el pleno de investidura. Tras él, los miembros de la Mesa. / ae/rgl

SÍLVIA CÓPPULO

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Porque soy optimista de natural, estoy contenta. Me gusta que en el Parlament se hable, se parlamente. Anima escuchar a Antonio Baños admitiendo el movimiento llevado a cabo por Junts pel Sí y valorar positivamente la doble oferta que les acaba de formular Artur Mas. Oferta: por un lado, que el Govern se someta a una cuestión de confianza dentro de diez meses, y por otra, que la presidencia comparta funciones de gobierno con tres áreas que desarrollarían las funciones de vicepresidencias con capacidad de decisión y carácter ejecutivo. A la puerta abierta a encontrar el acuerdo -como dijo Mas-, Baños responde con lo que él denomina «un no tranquilo». La oferta es insuficiente, hay que ampliar la mayoría social y ser más creativos, añade. «Ni muleta ni bisagra; muelle», afirma el portavoz de la CUP. «Tensar para avanzar, pegados a la mesa de negociaciones». Ahora quien debe presentar oferta es precisamente el grupo de las candidaturas populares. dice Mas, porque no se trata de muelles sino de corresponsabilidad para poder investir presidente, formar gobierno y llevar al país a la independencia y una mayor equidad social.

Ya no dicen que no lo investirán

Ni una sola vez oímos ayer la frase «no vamos a investir a Mas como presidente». Ni una. Y ahora, ¿ahora qué? Puede haber nueva sesión antes de que empiece la campaña electoral española. Claro que si se llega al 20 de diciembre sin president el equilibrio de fuerzas en el Gobierno español puede ser distinto, y por ahí podría hallarse alguna otra formulación de acuerdo, que, evidentemente, podría modificar la hoja de ruta que ya ha empezado a sacar adelante el Parlament. Antes socialistas y ciudadanos que cuperos, decía ayer García Albiol, admitiendo que el modelo político de país que Convergència defiende -independencia de Catalunya- y el modelo por el que batalla el Partido Popular -unidad de España- hacen imposible un acuerdo de investidura entre ambos. Por ahora esta posibilidad solo podría recobrar sentido en base a aquel eco lejano de las primeras señales de humo que Miquel Iceta hizo a Artur Mas después de las plebiscitarias. Por cierto, que ayer el candidato Mas les recordó a los socialistas que lo primero es que vuelvan a reconocer el derecho a decidir que antes habían defendido. Porque ¿unas elecciones en marzo, a quién beneficiarían? Cuando se tiran los dados la suerte está echada y cualquier resultado es posible. En especial cuando la ciudadanía está cansada. ¿Beneficiarían a Convergència, que muy difícilmente conseguiría un acuerdo con Esquerra y con independientes? ¿Beneficiarían a Esquerra? ¿A la CUP? Fue Inés Arrimadas, de Ciutadans, quien la misma noche electoral del 27-S exigió a Artur Mas que convocase unas nuevas elecciones. Ya sabemos, pues, quién se frotaría las manos.