Un cierto mareo

«No acudiremos a la reunión de hoy sobre la investidura del president porque no estamos de acuerdo con que vosotros, Govern en funciones, enviéis a los Mossos a detener anarquistas que, según la Audiencia Nacional y la policía, podrían ser los autores de varios atentados con artefactos explosivos que pusieron en peligro la integridad física de varias personas. Nos preocupan ellos, los detenidos. Pero, de todas formas, ya os hemos dicho que no queremos que vuestro candidato sea el president». Nada importa que la CUP tenga 10 diputados y Junts pel Sí 62. La CUP ve que puede, y por ahora no actúa en base a tener cultura de Estado alguna a pesar del texto de la declaración de «desconexión» que las dos formaciones han firmado.

La población asiste a estas escenas un poco atónita, como mareada. No hay nuevo Govern y los días van pasando. Sí hay un nuevo Parlament,  donde las mayorías se hacen evidentes. Ciutadans, de golpe, se ha dado cuenta de que no ha ganado las elecciones y de que la mayoría parlamentaria es independentista. Y el PP, el PSC y Catalunya Sí que es Pot encuentran argucias legales para retrasar el pleno de la ruptura. Por su parte, en España -donde hace siglos que saben qué son las razones de Estado- Mariano Rajoy y Pedro Sánchez comen en una única mesa, para que quede claro que en la defensa de la unidad de España no pueden ir más al unísono.

Ello ocurre cuando de noche y de día centenares de agentes de la Guardia Civil aparecen de improviso para registros de sedes, empresas y domicilios, detenciones y liberaciones que se suceden y cajas fuertes que precisan un cerrajero para ser abiertas. Se alarga la lista de imputados y crece la sospecha generalizada de que el 3% de los costes de las obras públicas sirvió durante muchos años para financiar a Convergència.

Necesitamos quien gobierne

A falta de sentencias judiciales, por ahora la única confesión es la de Jordi Pujol, que admitió tener dinero heredado en Andorra sin declarar, aunque desde el país de los Pirineos ahora se aporten pruebas que incriminarían al hijo mayor del expresident en las comisiones. Mareados, estamos mareados. El país y las personas necesitan aclarar las situaciones. Pensar que las judiciales serán rápidas es una ingenuidad. Al Estado español le interesa mantener en el tiempo la mezcla de verdades, medias verdades y mentiras sobre la corrupción en los órganos de poder de Catalunya, porque así se desprestigia al país y sus gentes. O sea que, señoras y señores que quieren regir el destino de lo que denominan República Catalana, tengan claro por favor que Catalunya necesita tener un Govern que no esté en funciones sino que funcione. Por favor, asuman de una vez sus responsabilidades. Si nos colocan frente a unas nuevas elecciones de resultado muy incierto, la historia les hará responsables.