Un partido con nuevas fórmulas

El ciberpopulismo que viene

Podemos busca la 'plaza electrónica' que proyecta internet con una democracia horizontal e inmediata

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XAVIER CASALS

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Pablo Iglesias, en su ensayo 'Disputar la democracia', considera una victoria haber impuesto el término 'casta' en el debate político. Y tiene razón, ya que con este concepto ha denunciado con éxito la existencia de un abismo entre gobernantes y gobernados, de modo que algunos sondeos auguran su triunfo en unas elecciones e incluso un 25% de sus potenciales votantes procedería del PP.

Su contundente mensaje sigue la pauta de formaciones populistas que exhortan al ciudadano anónimo a movilizarse contra las élites que supuestamente le han robado sus derechos. Tales discursos suelen ser denunciados por simplismo y demagogia, pero también cuentan con valoraciones positivas, como la de Ernesto Laclau. Este pensador destacó la naturaleza democrática del populismo, al permitir irrumpir en la política a sectores excluidos de ella. No extraña, pues, que sus tesis sean una referencia para Podemos.

Pero la novedad de esta fuerza no solo radica en su carácter populista, sino en su capacidad de crecer y vertebrarse a través de las redes sociales. Sin embargo, no es un caso único y el Movimiento 5 Estrellas [M5E] de Beppe Grillo ofrece un fenómeno análogo en Italia. Ambos rótulos, más allá de diferencias ideológicas, plasman cómo internet altera la política tradicional.

Denuncia de las élites

Denuncia de las élitesGrillo, un popular humorista y actor nacido en 1948, formó su partido en el 2009 a través del éxito de su blog. Asumió, como Podemos, la denuncia de las élites. Según su programa, el Parlamento no representa a la mayoría de ciudadanos, que no pueden elegir al candidato, solo el símbolo del partido. Asimismo, los partidos han suplantado la voluntad popular y se han sustraído a su control.

En los comicios legislativos del 2013 fue la lista más votada (25,5% de los votos) y exploró un acuerdo fallido con el líder del Partido Democrático, Pier Luigi Bersani. Entonces Grillo tildó de «padres puteros» a los líderes rivales y afirmó que gobernaban «dándonos por el culo» desde hacía años. En los comicios europeos su apoyo cayó al 21,1%, pero clarificó su ideología al unirse al grupo parlamentario eurófobo que lidera Nigel Farage (dirigente del UKIP). Esta decisión se tomó a través de un referéndum 'on line' con 29.584 participantes y un 78,1% de votos favorables.

Al ubicarse en la ultraderecha, Grillo enlaza con el fenómeno del 'qualunquismo'. El término alude al Fronte dell'Uomo Qualunque (Frente del Hombre Cualquiera), que fundó en 1944 el periodista Guglielmo Giannini a partir de un diario homónimo. Se dirigió al ciudadano «harto de todo el mundo, cuyo único deseo ardiente es que nadie le toque las narices». Sin programa y con el lema 'Abajo todos' lanzó diatribas contra el Estado, la fiscalidad y la democracia, para eclipsarse tras los comicios de 1948. Grillo parece seguir su estela y sus resultados en los comicios regionales de Calabria (5% de los votos) y Emilia-Romaña (13%) este noviembre podrían apuntar su declive.

En el grupo de Izquierda Unitaria

Podemos se emplaza en una órbita opuesta, pues en Estrasburgo se integró en el grupo de Izquierda Unitaria y su antecedente es el movimiento indignado, surgido el 15 de mayo del 2011 [15-M] con el eslogan 'No nos representan'. En los comicios europeos capitalizó sus inquietudes compitiendo con otros partidos: el Movimiento RED, que lidera el juez Elpidio Silva (105.183 votos, 0,6%); la Red Ciudadana-Partido X (100.115 votos, 0,6%); y Equo (que se coaligó con Compromís y logró un escaño). Estas formaciones desean hacer realidad la 'plaza electrónica' que proyecta internet: una democracia horizontal, inmediata y sin liderazgos verticales. Podemos lo refleja en su círculo, símbolo y forma de organización a la vez. Escenificó este afán el 21 de agosto, cuando estrenó su canal de comunicación por teléfono móvil y casi 11.000 personas participaron en las votaciones.

Cristalizó así un partido '15-M', portador de un populismo crítico con la política de austeridad, aunque su retórica agresiva -como reconoce Iglesias- envuelve un programa que hubieran podido asumir partidos socialdemócratas hace tres o cuatro décadas.

En definitiva, Podemos y el M5S quieren trasladar la democracia de internet a la política institucional. Reflejan así lo que el sociólogo Guy Hermet considera ciberpopulismo, al desear articular una democracia directa, 'desprofesionalizada' y participativa en tiempo real. Tal tendencia entraña una ruptura espectacular con la vieja política al aunar cambio tecnológico, relevo generacional e hiperdemocracia.

Esta política, además, ha venido para quedarse, como anunció el alcalde 'grillino' de Parma, Federico Pizzarotti. Tras vencer en las elecciones del 2012 hizo una afirmación que hoy adquiere tintes de manifiesto: «No somos antipolítica. Ahora somos nueva política».