A los 25 años de la cita histórica

El catalanismo de los Juegos Olímpicos de Barcelona-92

Fueron unos JJOO catalanistas. Nunca se escondieron los símbolos, la bandera y la lengua catalana

El alcalde Pasqual Maragall posa en el trampolín de las Piscines Picornell.

El alcalde Pasqual Maragall posa en el trampolín de las Piscines Picornell. / periodico

ENRIC TRUÑÓ

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"Hace 56 años se tenía que celebrar una Olimpiada Popular en este estadio de Montjuïc. El nombre del presidente de la Olimpiada Popular está grabado allá arriba, en la antigua puerta de la maratón. Se llamaba Lluís Companys y era el presidente de la Generalitat de Catalunya". Estas fueron las primeras palabras, en catalán, del discurso del alcalde y presidente del COOB'92, en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, marcando posicionamiento político recordando al 'president' fusilado por el régimen franquista y haciendo referencia a la institución de gobierno de Catalunya, la Generalitat.

Recordé esta situación cuando leí en este diario el artículo de Marçal Sintes, De Barcelona 92 al 1-O, en el que habla del "desagradable pero inevitable pulso entre las fuerzas del españolismo y del catalanismo". Según él, se trataba de evitar "que Catalunya quedara borrada" y superar "los regateos por el idioma o las banderas". Pero cuando Pasqual Maragall se dirige al mundo de esta manera no es un "españolista": ¡es un catalanista convencido!

Capital de Catalunya

Desde el primer momento de la candidatura tuvimos claro el rol de Barcelona como capital de Catalunya y la interrelación de las diversas realidades que la configuran. Así, cuando al regreso de Lausana, con la nominación bajo el brazo, se encuentra con 100.000 personas en Montjuïc, Pasqual Maragall dice: "Hoy es un gran día para Barcelona y lo que es bueno para Barcelona es bueno para Catalunya y lo que es bueno para Catalunya es bueno para España".

No es el intento de diluir Catalunya sino de ponerla en pie de igualdad en el proyecto y en el mapa mundial. Es el intento de conseguir que en toda Catalunya se entienda que la realidad nacional catalana será más fuerte si lo es su capital y si esta puede jugar a fondo su papel sabiendo que Catalunya ha creado Barcelona, como decía Vicens Vives y remachaba Maragall.

La hegemonía pujoliana

Sintes explicita la voluntad de Jordi Pujol en torno a los Juegos, y afirma: "El catalanismo quería impedir que los Juegos decantaran el combate por la hegemonía que había comenzado en la primavera de 1980, cuando Pujol había sido investido presidente de la Generalitat" . Cierto, Pujol quería mantener la hegemonía de su manera de entender el catalanismo, olvidando que había otra tan catalanista como la suya. Para Maragall, "Catalunya puede ser vista de dos maneras. O bien como una traducción terrenal de una idea de país que planea sobre la realidad, o bien al revés: la síntesis de un grupo de particularidades y de personas que tienen en común la identidad nacional, a la que contribuyen sobre la base de su diversidad".

El artículo cae en el error de analizar hechos históricos bajo parámetros actuales. Tiene un objetivo: que la memoria de unos hechos de éxito, que se hicieron con colaboración institucional y sin corrupción, pueda poner en duda el proceso actual. Fueron unos Juegos catalanistas. Nunca se escondieron los símbolos, la bandera y la lengua catalana. Fueron usados en todas las publicaciones, actas de candidatura y de la organización y realización de los Juegos Olímpicos. No hubo ninguna batalla mítica para conseguirlo.

Lectura abierta de la Carta Olímpica

Un año antes de los Juegos Maragall me delegó para que atendiera a Jordi Sánchez, el actual presidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), para hablar de estos temas. Así lo hice. Sánchez quería conocer cómo los enfocábamos. Le garanticé que en la Comisión Permanente del COOB'92 habíamos establecido unánimemente el uso de nuestro idioma como oficial de los Juegos en pie de igualdad con el castellano, el francés y el inglés. Esto fue fruto de una lectura abierta de la Carta Olímpica del COI y del Estatut. Así se hizo. En la ceremonia de apertura el mismo Samaranch, como presidente del COI, inició y realizó buena parte de su intervención en catalán, como hizo Maragall.

En cuanto a la bandera de Catalunya, compartió con las de Barcelona y de España la entrada solemne en el Estadio de Montjuic, portadas por guardias urbanos de gala, en un momento clave de la ceremonia, segundos antes de que hicieran entrada en el palco de honor los Reyes de España acompañados por el himno nacional de Catalunya, 'Els Segadors'. En los dosieres entregados por la organización a las diversas cadenas de TV que en todo el mundo difundían la ceremonia constaban claramente estos aspectos. Ni que decir que en todas las instalaciones y sedes de los Juegos estaban las tres banderas acompañadas de la olímpica.

Probablemente la realización exitosa de los Juegos Olímpicos de Barcelona fue el mejor momento de proyección internacional de Barcelona y de Catalunya y de todos sus símbolos nacionales en el mundo.