«Catalán ilustre y asesino»

Ycon sus delicadas manitas, Helena Garcia Melero ('Divendres', TV-3) agarró de pronto un temible piolet, lo enarboló, y nos dijo: «Hoy hablaremos de un catalán ilustre, que hay muchos, este por un tema más turbio, Ramon Mercader, el asesino de Trotski». ¡Ahh! Ver a criatura tan fina alzando el instrumento que sirvió para matar al héroe de la revolución bolchevique de octubre nos ha sobrecogido mucho. Por fortuna, se trataba solamente de un gesto inofensivo, una postura, para enmarcar la conversación que mantuvo con Antonio Chavarrías, cineasta que acaba de estrenar una interesante película sobre Mercader, y en la que se retrata también con mucho acierto a su madre, Caridad del Río, inquietante personaje que no paró hasta lograr transformar a su hijo en asesino. Un «catalán ilustre, pero turbio». El programa 'Divendres' ha comenzado pues nueva temporada y sigue pretendiendo ser una burbuja para ir pasando la tarde y tener al personal que está en casa desocupado, el de las residencias geriátricas, o a los ancianitos como yo, entretenidos. Es un espacio que también actúa como retroalimentador de otros programas de TV-3, particularmente del culebrón La Riera. Y cuando se produce lo que llamaron el fichaje de «¡un colaborador estrella!», o sea, Josep Maria Mainat, se le dispensa la correspondiente promoción y cariño.

Las virtuosas escapadas de Espartac Peran por toda Catalunya sirven para conformar un empedrado, una especie de fer país, en clave agropecuaria y festiva. La mesa de temas políticos -de considerable duración- es otro ingrediente que creen imprescindible. Es natural. Hoy en TV-3 la doctrina incrusta y abona todas las plantas y florecillas del hermoso jardín de Sant Joan Despí. Cuentan además con opinadores e interpretadores de largo y acreditado recorrido. Ayer mismo, el notable analista Antoni Bassas, hablando de la próxima manifestación del 11 de septiembre, se presentó con una foto de la entrada de un bazar chino, el Basar Wang, en la que, junto a la tipica mercadería a la venta, florecía enhiesta, bien erguida, una estelada magnífica. Bassas advertía: «La gente que se dedica a este negocio cree que poner una estelada es un reclamo para tener más clientes. O sea, que la apuesta de este comercio es señal de que a la manifestación puede ir mucha gente». ¡Ah! Puede parecer un razonamiento pintoresco el de Bassas, pero reconforta mucho.