EL ROL DE LA MUJER

Carnets de feminismo

Centrarse en quién cuenta como feminista puede desviar el foco de qué prácticas de qué prácticas utilizamos para resistirnos a opresiones y obstáculos del día a día

MARTA ROQUETA

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He escuchado en más de una ocasión que algunas feministas acusan a otras de "no ser verdaderamente feministas" o de no serlo "lo suficiente". Esta actitud desplaza la atención de la opinión a la persona opinada y la excluye, al considerar que no pertenece a un movimiento que pasa a ser definido según lo que cree que es la otra persona. Ello es muy contraproducente. Primero, porque el pensamiento feminista ha avanzado mediante la constante pregunta de qué es el feminismofeminismo, quién es su sujeto y cuáles son las estrategias para asegurar sus derechos y qué marcos de referencia se utilizan para explicar su visión del mundo.  

De hecho, es más preciso hablar de la existencia de feminismos, en plural, que de feminismo. Incluso ha habido movimientos protagonizados por mujeres que han renunciado a llamarse así. Es el caso del 'womanism', defendido por activistas y académicas africanas y afrodescendientes, centrado en las experiencias de este colectivo, a menudo en oposición a un feminismo hegemónico que ha privilegiado las experiencias de las occidentales blancas. 

Ideal inalcanzable

Porque ser mujer es ser catalogada en función de una raza, clase social, religión, orientación sexual o cuerpo, centrarse en quién cuenta como feminista puede desviar el foco de qué prácticas utilizamos para resistirnos a las distintas opresiones y obstáculos que afrontamos en el día a día. Es más, mujeres que ellas mismas no se identifican como feministas pueden realizar actos positivos para un conjunto de mujeres.

Como las feministas no son ajenas a su entorno, pueden tener actitudes machistas. Hay que hacerles ver su error, no cuestionar su compromiso. Otras pueden realizar prácticas que, si bien no son perjudiciales en sí mismas, se han utilizado para limitar a las mujeres a una serie de roles y representaciones. Hay feministas que se depilan, otras que se maquillan, y otras que disfrutan viendo o haciendo porno. No invalida su labor. Si consideramos que lo hace, nuestro reparto de carnets de feminismo establece un ideal inalcanzable para muchas mujeres. Y eso ya lo hace el machismo.