Al contrataque

Cantar o no cantar

Si a Trump ninguna 'top star' le ha querido regalar su voz, Serrat y la Comisión Europea de Ayuda al Refugiado juntaron a docenas de personas para versionar aquel viejo 'Mediterráneo' que une Algeciras con Estambul

Inauguration Day: Concert

Inauguration Day: Concert / periodico

JOAN OLLÉ

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León Felipe, poeta pobre, viejo, feo y republicano dedicó estas palabras al sapo iscariote y ladrón: «Franco... tuya es la hacienda.../ la casa, el caballo y la pistola... / Mía es la voz antigua de la tierra./ Tú te quedas con todo / y me dejas desnudo y errante por el mundo.../ mas yo te dejo mudo... ¡mudo!... / ¿Y cómo vas a recoger el trigo / y a alimentar el fuego / si yo me llevo la canción?» Se equivocaba el poeta zamorano, ya que al dictador nunca le faltaron los cantos que los más grandes artistas de la época no tuvieron el más mínimo reparo en irle a trinar a domicilio.

No ha tenido esta suerte Donald Trump, el nuevo amo del planeta, ya que ninguna ni ningún 'top star' norteamericano ha querido regalar ni vender su voz ni su música como telón de fondo de la llegada al poder de este multimillonario iracundo, rojizo, rubio y  representante de la peor de las Américas, la de la Biblia y el rifle. El presidente, a no ser que su buen amigo Putin le hubiese mandado los coros del Ejército ruso, casi no tuvo quien le cantase, como el coronel de García Márquez no tuvo quien le escribiese. 

En cambio, Serrat y la Comisión Española de Ayuda al Refugiado no tuvieron el más mínimo problema en juntar de hoy para mañana a docenas de personas para versionar, a las órdenes de Manu Guix, aquel viejo 'Mediterráneo' que une Algeciras con Estambul en el que Serrat nació y donde hoy mueren ahogadas demasiadas personas en busca de una vida digna, personas que difícilmente serían admitidas en la nueva América de Trump.

LA POSTURA DEL DIPUTADO LLACH 

El vídeo, titulado Rescatemos#NuestroMediterráneo, fue lanzado justo un año después de la muerte del pequeño Aylan, que apareció ahogado en una playa turca, una de las 4.200 vidas  mal contadas -más las que nunca sabremos- que se cobró este mar de muerte el pasado año.

Me cuenta una persona de todísima confianza que el diputado Lluís Llach fue invitado a participar en esta multitudinaria grabación, propuesta que declinó porque debía hacerlo... en castellano. Me cuesta creer que un cantante que a lo largo de su larga carrera ha participado en la defensa de mil causas justas –como las que ha lanzado en Senegal, país en el que pasa largas temporadas, a favor de los más desfavorecidos– anteponga ahora su radicalismo independendista en favor de una pequeña aldea perfectamente bilingüe a un gravísimo problema sin fronteras,  aunque causado por ellas.

«Si se calla el cantor calla la vida / porque la vida, la vida misma es todo un canto. / Si se calla el cantor mueren de espanto / la esperanza, la luz y la alegría» cantaba el argentino Horacio Guarany, muerto apenas hace una semana. Vivimos tiempos en que lo inmediato debería imponerse a lo urgente.