PEQUEÑO OBSERVATORIO

El camino imprevisible de las piernas

De joven, yo tenía un amigo que para referirse a otro decía que era 'un piernas'

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JOSEP MARIA ESPINÀS

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Estaba viendo en la televisión un partido del Barça y me maravilló el juego de piernas de Messi. Iba esquivando a los futbolistas del equipo contrario que le querían cortar el paso. ¡Qué rapidez extraordinaria en la conexión entre todos los pies y su cerebro! Pensé que todos tenemos dos piernas, los humanos, y esto tiene un cierto aire de rareza. Porque la mayoría de animales de un cierto volumen tienen cuatro patas. Sí, decimos patas y no piernas quizá porque así mantenemos una cierta distancia con los que podrían asemejarse demasiado a nosotros.

Nadie dirá que un lobo, un perro o un caballo tienen cuatro piernas. Las piernas las tenemos patentadas los humanos. Y decimos "una pata de cordero", no "una pierna". 

Cada idioma se inventa usos y matices. Y algunos son difíciles de interpretar si no se forma parte de un pequeño núcleo de amigos. De joven, yo tenía un amigo que, para referirse a otro que compartíamos, decía que era un piernas. Ahora no puedo precisar qué quería decir aquella expresión. Quizá un caradura, un frívolo.

Expresiones

Hay una expresión castellana que me parece muy explícita y, posiblemente, se utiliza sin tener conciencia de ello: "Dormir a pierna suelta". Es decir, dormir con la pierna floja, sin tensión muscular. La pierna –o las dos piernas– han decidido hacer vacaciones.

Yo siento un gran respeto por las piernas. Han hecho posible que, en un tiempo que ya ha pasado, yo hiciera largas caminatas por territorios que desconocía. No me fallaron nunca. Y me parece justo que a estas alturas de la vida me digan que las deje descansar.

Hay mujeres que pueden presumir de piernas, convertidas en elementos de seducción. Elegantes piernas largas. Y aquellas piernecitas de los niños pequeños que, recién nacidos, ya se mueven para decirnos: "mírame, ya estoy aquí". Las piernas que irán por caminos imprevisibles.