De cajones y alfombras

El Barça y la Generalitat, las dos grandes instituciones catalanas -con permiso de La Caixa-,

atraviesan momentos convulsos. El expresidente azulgrana, Joan Laporta, ha convocado esta semana una comparecencia pública para defender su gestión con carácter preventivo, antes de que el sábado, en la asamblea de compromisarios, la directiva deSandro Rosell exponga las conclusiones de unadue diligencesobre el legado económico del equipo saliente. Y, también con carácter preventivo,Artur Masha anunciado ya -como antes hicieraRosell-que si preside la Generalitat ordenará una auditoría de las cuentas, pues sospecha que en los cajones solo hallará facturas impagadas.

Quizá es que empezamos a hacernos mayores, pero a menudo parece que todos los aspirantes, sea cual sea su tribu ideológica o el cargo que ansíen, recitan siempre con monotonía salmódica el mismo cántico. Primero amenazan al presidente con «levantar las alfombras» y encargar «auditorías de infarto», con el único propósito de sembrar dudas sobre su rectitud. Pero después, cuando ocupan la poltrona, son las moquetas del poder las que los engullen a ellos. La auditoría, encargada a medida, jamás incrimina al equipo saliente, pero sí le endosa un déficit oculto-quédense con la expresión- que engrandece aún más si cabe la ya de por sí titánica tarea que afronta el nuevo gobernante.

Entre tantas sospechas y filtraciones no menos sospechosas, el sábado habrá que examinar si a la nueva junta del Barça le mueve más la animosidad haciaLaporta-reinventado ahora para la política- o el leal esclarecimiento de los hechos. En lo que a la Generalitat atañe, las grandes imputaciones contra el tripartito todavía están por llegar. Y es que la precampaña no ha hecho más que empezar.

Bonos arrojadizos

Para CiU, por ejemplo, que la Generalitat emita bonos -en busca de liquidez, de la que hasta los bancos carecen- es prueba irrefutable de que bordea la quiebra. Debiera aclarar la federación nacionalista por qué le escandaliza un instrumento financiero al que recurrió sin tantas alharacas cuando estaba en el Govern.