Nueva y vieja extrema derecha

Cabezas rapadas de ideas

El auge ultra llega con el discurso reaccionario y extremista de siempre, con pocos o ningún concepto nuevo

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Toni Aira

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La reconversión de la extrema derecha en nuestro entorno tiene una parte importante de reinvención estética y otra parte de adaptación discursiva que va por barrios, pero que tira básicamente de clásicos demasiado recurrentes, con poca imaginación y nuevas ideas. Algunos confían en poder renovar conceptos de la mano de la factoría de Steve Bannon, quien fuera gran gurú de Donald Trump. Otros renuevan sus eslóganes y proclamas, tirando de las lagunas que dejan algunos o de los terrenos que partidos del sistema inquietos por su estancamiento abren en cada país. En todo ello, y con la vista puesta en el Parlamento Europeo, que en pocos meses se renovará, y en los grupos que de ahí saldrán, la Polonia del ultraconservador partido liderado por Jaroslaw Kaczynski mueve hilos (económicos también, dicen) para remodelar e impulsar productos como el partido Vox que lidera Santiago Abascal en España.

El rancio discurso de la España de Franco

Vox aún se queda básicamente en lo estético, con un discurso que tira de clásicos de nuestro tiempo, y más concretamente de los más rancios de la España de Franco. Pero, a la vez, a sus nuevos recursos estéticos le suma una táctica discursiva más contemporánea entre extremistas y populistas: la teórica lucha contra lo 'políticamente correcto'. No se han matado a pensar.

La plataforma Netflix ofrece actualmente una serie de reportajes titulada 'En pocas palabras', que cuenta con un revelador capítulo dedicado a la "corrección política". En él, diferentes expertos hablan del término en cuestión, que a veces puede parecer un tira y afloja entre ser inclusivo y la libertad de expresión. Y de ahí se nutre Trump, por ejemplo para defender su concepto "bebé ancla" en vez de hablar de un "niño nacido en Estados Unidos de un inmigrante indocumentado". O Vladímir Putin cuando equipara homosexualidad y pedofilia. O la francesa Marion Maréchal-Le Pen, cuando carga contra "inmigración masiva, grupos de presión islámicos y corrección política", todo junto. E igual han hecho (y siguen en ello), el húngaro Víktor Orbán, el holandés Geert Wilders, y tantos otros representantes de lo ultra.

Vox se presenta con mucho más presupuesto, trajes más entallados y raya en el pelo, pero tan vacío como sus antecedentes de los años 90 que fracasaron en el intento de hacerse un hueco en la política 

Mucho reciclaje y muy pocas ideas nuevas. Eso sí, ya no los distinguiremos por sus cabezas rapadas, sus cazadoras bombers o sus botas Martens. En España, por ejemplo, Abascal ha reconvertido su imagen con una barba poblada y bien cuidada estilo 'hipster', y sus trajes e indumentaria en general son clavados a los que lucen los señoritos del sur en tiempo de Feria de Abril, o la nobleza y alrededores, en bodas, bautizos, comuniones o eventos donde se puedan encontrar los Alba, los Marichalar o los Martínez-Bordiú, entre otra 'gente bien'. Corbata y pelazo al viento (los que lo tengan), como TrumpWildersLe PenNigel Farage en el Reino Unido o Matteo Salvini en Italia.

Cuando hace unas pocas semanas, Vox impactó a la opinión publicada con un acto que llenó el palacio de Vistalegre de MadridVistalegre, uno de los cortes de voz que se destacaban en la mayor parte de informativos era aquella alusión a "la derechita cobarde" y a "la veleta naranja" con la que Abascal se dirigía a su antiguo partido, el PP, y a Ciudadanos. El mensaje que transmitía a sus acólitos y a los potenciales votantes que lo vieran era claro: él y Vox no tirarán de lo 'políticamente correcto' con el que consideran que PP y Ciudadanos han pecado. "Ellos seguirán actuando como conejos asustados o como boxeadores sonados", vaticinaba el líder ultra. Al estilo de cuando, ya hace unos cuantos años, Federico Jiménez Losantos y cercanías se referían como "maricomplejines" a Mariano Rajoy y a quien lo había entronizado: José María Aznar.

Alertaba Abascal a sus seguidores en Vistalegre: "Van a tratar de que cale el miedo, unos y otros. Unos van a decir que viene la ultraderecha. Y los otros también caerán en la tentación, algunos moderaditos, de decir que viene la ultraderecha, pero fundamentalmente os van a decir que vais a ser los culpables de que llegue la izquierda".  Lo teórico nuevo y rompedor de verdad, contra lo teórico de siempre y que en el fondo es lo mismo. En definitiva, el discurso reaccionario y extremista de siempre, con pocas o inexistentes ideas nuevas, eso sí, con mucho más presupuesto (algún 'oro' que les vendría de un país en la antigua órbita de Moscú) y con trajes bien entallados y con raya en el pelo. Cabezas bien peinadas pero rapadas de ideas, como sus antecedentes más cercanos, que allá en los 90 del siglo pasado fracasaron en sus primeros intentos o directamente pasaron de hacerse un hueco, por ejemplo en la política institucional española.