EN CLAVE EUROPEA

Bruselas abraza el "buen populismo"

Berlusconi (derecha) sonríe junto a la líder del Movimiento Animalista, Michela Vittoria Brambilla, en un mitin en Milán, el 20 de enero.

Berlusconi (derecha) sonríe junto a la líder del Movimiento Animalista, Michela Vittoria Brambilla, en un mitin en Milán, el 20 de enero. / periodico

Eliseo Oliveras

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La Comisión Europea y su presidente, Jean-Claude Juncker, han acogido calurosamente esta semana en Bruselas al exprimer ministro y magnate italiano Silvio Berlusconi, al que respaldaron de cara a las elecciones legislativas de Italia del 4 de marzo como el mejor baluarte para frenar una temida victoria del populista y euroescéptico Movimiento 5 Estrellas.

El último sondeo de IPR del 23 de enero daba un 37% de votos a la coalición conservadora encabezada por el partido de Berlusconi, Forza Italia, superando al 28% de intención de voto al Movimiento 5 Estrellas y al 27% de la coalición encabezada por los socialdemócratas del Partido Democrático, que gobierna actualmente.

El gesto supone un nuevo paso en la consolidación en la UE del "buen populismo", partidos de ley y orden que aceptan la política económica oficial europea y usan un lenguaje políticamente correcto en sus medidas contra la inmigración, frente al "mal populismo", que cuestiona la rigidez de las normas económicas europeas o la pertenencia a la UE o que emplea un lenguaje más crudo contra los inmigrantes.

"En la UE, mientras sigas el juego y tengas la protección del Partido Popular Europeo, nadie se preocupa de lo corrupto o autoritario que puedas ser en tu país", comentó tras el aval a Berlusconi el politólogo Cas Mudde, autor de 'Populist Radical Right Parties in Europe' y 'On Extremism and Democracy in Europe'. Esto ya quedó claro con el benévolo trato de la Comisión Europea al autoritarismo del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, añadió Mudde.

Lastre electoral

El Movimiento 5 Estrellas ha excluido de su manifiesto electoral la idea de un referéndum sobre la pertenencia de Italia al euro en un intento de ser más aceptable a nivel europeo y porque podría ser un lastre electoral, ya que la mayoría de italianos no quieren salir de la eurozona. El ultraderechista Partido de la Libertad (FPÖ) austriaco también abandonó antes de los comicios sus antiguas referencias a un referéndum sobre la UE por los mismos motivos.  

El acatamiento de las normas económicas europeas fue precisamente lo primero que garantizó Berlusconi a la Comisión Europea y se comprometió a "respetar el 3%" de techo de déficit público en una reunión que Juncker calificó de "excelente". El acuerdo de coalición suscrito por Berlusconi con los partidos de ultraderecha Liga Norte y Fratelli d'Italia no parece que preocupe a la Comisión Europea o a Juncker, miembro del Partido Popular Europeo como Berlusconi.

Los acuerdos gubernamentales con la extrema derecha se están convirtiendo en la nueva normalidad política de la UE. En Austria y Bulgaria, el Partido Popular gobierna en coalición con la ultraderecha. En Eslovaquia, son los socialdemócratas quienes gobiernan en coalición con los ultras y, en Dinamarca, la coalición liberal-conservadora depende del respaldo parlamentario de la extrema derecha, mientras que el autoritarismo ha arraigado en Hungría y Polonia. El propio Berlusconi ya integró en su partido en el 2009 a los miembros del neofascista Movimiento Social Italiano (MSI), que se había rebautizado en 1995 como Alianza Nacional para pulir su imagen.

El descrédito de los partidos tradicionales conducirá a una participación más frecuente de la ultraderecha en los gobiernos europeos, "gobernando con partidos que se parecerán cada vez más a ellos", vaticina Mudde.

Leyes a medida

La nefasta experiencia del último Gobierno de Berlusconi (2008-2011) en Italia, con leyes a su medida para eludir la justicia, tampoco parece que haya sido tenido en cuenta por la Comisión Europea, ni por el líder del grupo popular en el Parlamento Europeo, el alemán Manfred Weber, que destacó que "Berlusconi no necesita ninguna rehabilitación, porque es un gran estadista europeo e italiano".

En otoño del 2011 en medio de la crisis del euro, la cancillera alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, forzaron la dimisión de Berlusconi con la ayuda del presidente italiano, Giorgio Napolitano, porque consideraron que era una amenaza para la supervivencia de la eurozona. Berlusconi fue sustituido en noviembre del 2011 por un Gobierno tecnocrático presidido por el excomisario europeo Mario Monti, que dirigió el país durante 18 meses.

Asimismo, el hecho de que Berlusconi haya sido condenado por fraude fiscal y que haya quedado probado que sobornó a testigos ('caso David Mills') y que "compró" a senadores para que dejaran de apoyar al Gobierno de Romano Prodi en el 2006 tampoco parece preocupar a la Comisión Europea o a los líderes del Partido Popular Europeo.

Debido a su condena por fraude fiscal, Berlusconi está inhabilitado para ejercer el cargo de primer ministro, pero ha indicado que el puesto podría ser ocupado por su fiel colaborador Antonio Tajani, actual presidente del Parlamento Europeo y exvicepresidente de la Comisión Europea.