La broma asesina

Como al aristócrata tarraconense Alejandro Cao de Benós, me fascina Corea del Norte, aunque no por los mismos motivos: dónde él ha encontrado el paraíso en la tierra, yo veo el país más absurdo y grotesco del mundo, un sitio que me suscita una mezcla de repugnancia e hilaridad francamente extraña y tal vez preocupante. De hecho, repugnancia e hilaridad es lo que produce el reciente asesinato de Kim Jong-namasesinato de Kim Jong-nam, hermanastro del zampabollos que dirige Corea del Norte con la misma mano de hierro que su padre y su abuelo, aunque deba conformarse con un apodo menos rutilante que ellos: si Kim Il-sung, el sátrapa original, era el 'Gran Líder', y su hijo, Kim Jong-il, el 'Querido Líder', Kim Jong-Un es, simplemente, el 'Brillante Camarada', que no es que esté mal del todo, pero seguro que a él se le antoja insuficiente.

Todo parece indicar que el pobre Kim Jong-nam firmó su sentencia de muerte hace años, cuando se le ocurrió calificar de "broma" el régimen de su hermanastro y predecir su colapso tarde o temprano. Realmente, lo de Corea del Norte es una broma, pero de muy mal gusto: solo puedes tomarte a chufla las noticias que llegan de allí si crees, como sostenía Peret en una de sus rumbas, que es preferible reír que llorar. 

UN PAÍS INVENTADO

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Estamos hablando de un país en el que te pueden detener si no lloras en público por la muerte de un preboste, un país cuyo líder te puede ejecutar por bostezar en una reunión del gobierno (a su tío lo mandó fusilar por si las moscas), un país en el que las presentadoras del telediario hablan a gritos para demostrar su entusiasmo revolucionario, un país en el que, si no tienes el coco totalmente lavado, que es lo más prudente en tales circunstancias, no puedes decirle al vecino -o a un amigo, o a tu mujer- lo que piensas porque igual te delata y te busca la ruina, un país inventado por un megalómano mentiroso, Kim Il-sung, para su propio disfrute, en el que todo el mundo debe creerse lo que se le cuenta desde el jardín de infancia o, por lo menos, aparentarlo: por eso lo describió el escritor Paul Fisher como un inmenso plató en el que todos recitan su texto en su libro 'Producciones Kim Jong-il presenta', relato escalofriante -y a ratos risible- de la chaladura del padre del actual zampabollos al mando, un hombre que cuando detectaba algún fallo en su país, secuestraba a gente de otros lugares para subsanarlo.

DE BASTARDO PREDILECTO A APESTADO

Kim Jong Il era un cinéfilo, aunque no tenía nada que ver con Jacques Dutronc en 'Lo importante es amar'. Veía en privado todas las películas que prohibía en público, y durante un tiempo lo hizo junto al difunto Kim Jong-nam, al que había concebido fuera del matrimonio con una actriz. Algo se debió torcer en esas sesiones cinematográficas, pues Kim Jong-nam pasó rápidamente de hijo bastardo, pero predilecto, a apestado social forzado a vivir en el extranjero: a su padre le sentó especialmente mal que intentara entrar en Japón, ¡con pasaporte dominicano!, para poder visitar Disneylandia, algo que al muchacho le hacía especial ilusión.

Realmente, hace falta ser muy paranoico para ver, como ha hecho Kim Jong-un, un peligro en un simplón que solo aspiraba a saludar a Mickey Mouse. Pero, claro, hablamos de un país que es una broma siniestra en la que todas las locuras del comunismo se han elevado a la máxima potencia. Tras intentar asesinar dos veces a su hermanastro, el zampabollos se salió finalmente con la suya utilizando a un par de 'dragon ladies' de tebeo y un poco de veneno.

UN SECUESTRO Y SIETE PELÍCULAS

De casta le viene al galgo: su padre, viendo el estado rupestre del cine norcoreano, optó años atrás por secuestrar a la actriz más famosa de Seúl, Choi Eun-hee y a su exmarido, el director Shin Sang-ok, para que le levantaran la industria. A ella la tuvo encerrada en mansiones lujosas y a él lo envió al trullo varios años, pero ambos acabaron fabricándole siete largometrajes -entre ellos, uno protagonizado por la versión local de 'Godzilla', 'Pulgasari'-, hasta que consiguieron fugarse en Viena, donde habían sido enviados al festival de cine con su última obra maestra, corriendo como gamos hasta la embajada norteamericana con sus vigilantes detrás.

Teniendo en cuenta que la comunidad internacional suele dejar en paz a los tiranuelos -de Franco a Sadam Husein- mientras se limiten a jorobarle la existencia a su propio pueblo, puede que el 'Brillante Camarada' prosiga durante años con su broma asesina. Pero yo de él me cortaría un poco con el lanzamiento de misileslanzamiento de misiles: en estos momentos, hay un tío en la Casa Blanca que está casi tan loco como élCasa Blanca.