El vecindario

Un brindis por el barrio

La vida de barrio es un '¿verdad que vosotros teníais unas sillas/unas mesas?' seguidos de un 'sí, te las llevo esta tarde'

Sant Antoni

Sant Antoni / periodico

Isabel Sucunza

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Los días que por estas fechas coinciden las fiestas mayores del Raval y del Poble Sec, yo paso la mayor parte del tiempo, física y mentalmente, en aquella cuña que es Sant Antoni en medio de estos dos barrios. Físicamente, porque estoy. Mentalmente, porque por afinidades y amistad, las tengo constantemente en la cabeza.

Si una mañana, por ejemplo, he pasado por la calle de la Junta de Comerç y hablando con Sonja y Fèlix me han explicado que están pendientes de que lleguen las mesas para la paella popular de ese mediodía, yo, en la librería, cuando veo el par de mesas extra, las que usamos por Sant Jordi, que tenemos en el almacén, pienso que si hiciera falta, siempre se las podríamos prestar. Lo siguiente que pienso es quién podría venir a buscarlas con una furgoneta, porque son grandes y porque así podríamos aprovechar para llevar unas cuantas sillas si las necesitaran también. Y mirando las sillas, veo el altavoz y me acuerdo del día en que Mar y Carlota, de La Carbonera, una de las librerías del Poble Sec, nos prestaron el suyo porque el nuestro fallaba. Fui a buscarlo yo misma con un carrito, porque no: no tenemos furgoneta, aunque sé que si un día la necesitáramos, conseguirla sería tan sencillo como hacer un par de llamadas o incluso tirar de redes sociales, que también las tenemos llenas de amigos y conocidos del barrio, gente que también hace cosas, que sabemos que acudirían al primer silbido de socorro.

La vida de barrio es eso, tanto cuando hay fiestas por medio como cuando no. La vida de barrio es un '¿verdad que vosotros teníais unas sillas/unas mesas?', '¿Verdad que vosotros erais colegas de aquellos que tienen un grupo de música para críos?', '¿Verdad que conocéis a un tío que sabe cómo arreglar esto?', seguidos de un 'sí, te las llevo esta tarde' o de un 'sí, ¿cuándo las venís a buscar?' o un 'sí, te paso su teléfono', para después acabar de noche en la calle, cerveza en mano, cantando, brindando, riendo, sabiendo que esa fiesta, ese barrio, esa vida, los hacemos todos entre todos.