Bluf o menos

Pedro Sánchezedro  es un hombre líquido, acorde con los tiempos que vivimos. A menudo sus proyectos son casi gaseosos, se desvanecen antes de que empiecen a tomar forma, pero ni él mismo ni el debate de investidura que ha provocado son un bluf. El prestigio que pueda haber creado con la sesión no parece que vaya a revelarse falso, como le auguraba Mariano Rajoy a propósito de la definición que la RAE hace de bluf, sino todo lo contrario.

Sánchez Castejón no destaca por ser una persona brillante, pero es tenaz y se mueve con tesón. En las últimas semanas hemos comprobado cómo le ganaba el pulso -por ahora- a Susana Díaz y conseguía -cuando estaba más que en entredicho- el apoyo de los suyos. Es más, a muchos se les antoja que, de esos 90 diputados que consiguió el 20-D, algunos habrían ido a parar a la bancada de Podemos si no fuera porque ensancha las grietas hasta convertirlas en oportunidades. Por eso le soltó al mismo Rajoy que era un indecente. Ya me sorprendió, cuando luchaba para obtener la secretaría general de los socialistas en el 2014, verle llegar a un plató de televisión y soltarle, orgulloso y sonriente, al periodista que lo iba a entrevistar, el número de mítines superior al de sus contrincantes que había dado, lo que, desde su punto de vista, le hacía valedor de la victoria.

Este debate es ficticio, repetía el miércoles Rajoy. Pero hay que recordar que aquello que tiene visos de parecer real acaba provocando consecuencias reales. Hoy por hoy, Sánchez no ha obtenido suficientes apoyos para ser investido presidente, pero ha conseguido ser percibido como el candidato que busca la centralidad, lejos de las salidas de tono de Pablo Iglesias, de la supuesta «deriva» de los independentistas catalanes y lejos también de la persona de Rajoy. ¿Por qué, si no, se cuidó tanto el líder socialista de salvaguardar el espacio político del PP evidenciando la supuesta incapacidad y pereza del presidente en funciones para intentar ser investido?

Cosas muy diferentes

Hagámonos una pregunta: ¿está Pedro Sánchez hoy en una posición peor de la que tenía antes del debate de investidura?

Veremos lo que ocurre hoy. Veríamos lo que ocurriría en unas nuevas elecciones. Pero sobre todo, estemos atentos a los próximos días. Desde el martes pasado, el líder socialista viene refiriéndose reiteradamente a la semana que viene. No creo que sea una casualidad que la misma vicepresidenta del Gobierno del PP en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, al término de la primera sesión de investidura, dijera este miércoles, misteriosa: «Observo que el señor Sánchez ha asumido los mismos cinco objetivos que había marcado nuestro presidente. Sin duda alguna, la semana que viene vamos a trabajar en cosas muy diferentes».