La clave

El blues del autobús

Está por ver si el viaje del 'tramabús' lleva en realidad a alguna parte o queda únicamente para los memes en internet

El 'tramabús' 8Pablo Iglesias se dispone, ayer, a subir al autobús con el asprira a denunciar el entramado de intereses del poder en España.

El 'tramabús' 8Pablo Iglesias se dispone, ayer, a subir al autobús con el asprira a denunciar el entramado de intereses del poder en España.

JUANCHO DUMALL

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Tal vez animado por el éxito mediático del infame autobús de Hazte Oír, Pablo Iglesias ha decidido utilizar ese formato para denunciar la corrupción en España. Nadie pude negar a Podemos –como a la CUP en Catalunya– su contribución decisiva al saneamiento de la democracia, que pasa por la denuncia de las tramas de corrupción. Sin embargo, la iniciativa del tramabús huele más a relanzamiento mediático del partido morado en un momento de atonía que a una ofensiva política de largo recorrido.

Iglesias ha demostrado tener instinto para transmitir con eficacia su ideario político en los medios de comunicación. Eso le ha llevado en ocasiones a moverse en la delgada línea entre la política seria –no confundir con la convencional—y el espectáculo. Y, lamentablemente, la operación del 'tramabús' parece entrar más en el terreno del 'reality show' que en el de la denuncia solvente y con consecuencias. Se nota demasiado que incluir a Felipe González y a Juan Luis Cebrián en las serigrafías  del vehículo es el objetivo final de la movida (lo de Eduardo Inda forma parte del folclore de La Sexta, que tan bien conoce Iglesias).

LO DIJO MIGUEL RÍOS

Los casos de Bárcenas, Pujol, Díaz Ferrán y Rato están ya descontados. Pero el dedo en el ojo está en el expresidente socialista, uno de los padrinos de Susana Díaz en el PSOE, y en el presidente del grupo Prisa, principal valedor del sistema político bipartidista que ha imperado en España desde la Transición. Como decía Miguel Ríos en 1982 en 'El blues del autobús', «vivo en la carretera, siempre miro hacia el sur». Eso es exactamente lo que está haciendo Pablo Iglesias, mirar hacia el sur. Situar el socialismo sureño que encarna Susana Díaz en el oscuro terreno de la corrupción. No la del caso de los ERE, sino la del GAL del sevillano Felipe González. Allí es donde Podemos espera pescar.    

    Está por ver si el viaje del 'tramabús' lleva en realidad a alguna parte o queda únicamente para los memes en internet, que ha sido lo más destacable de las primeras etapas en las que los jefes de Podemos son tan buenos, que nos llevan de excursión.