LA CLAVE

El bloqueo político

Los programas económicos de los partidos catalanes permitirían pactos de gobierno entre formaciones diversas tras el 21-D, pero todo apunta a que la dinámica de bloques pasará por delante de la lucha contra pobreza, la desigualdad y el paro

Ola de frío y pobreza 8Un hombre duerme en la calle, en pleno paseo de Gràcia, ayer.

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OLGA GRAU

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Tras una década de crisis que ha dejado una tasa de paro en Catalunya del 12,5% (más del 30% entre los jóvenes), un 28% de la población en peligro real de caer en la extrema pobreza, y una precarización de los salarios, las elecciones vuelven a apelar a emociones básicas basadas en escenarios de blanco-negro, sí-no, independencia-unidad de España. Si la parte económica de los programas fuera prioritaria para devolver el bienestar perdido, las propuestas que hay sobre la mesa permitirían que Catalunya tuviera una coalición de gobierno formada por fuerzas diversas como ocurre en Dinamarca.

ERC, Catalunya en Comú Podem y el PSC comparten ideas progresistas de izquierdas en la línea de distribuir mejor la riqueza y recuperar la agenda social. Las dos primeras formaciones, al igual que la CUP, llevan en su programa la creación de una banca pública, la Hacienda catalana y la apuesta por el I+D. La reforma tributaria también la defienden Junts per Catalunya, mientras que Ciudadanos, que comparte ideario con PP, se apunta a reivindicaciones históricas como el corredor mediterráneo. 

El principal problema del día después del 21-D es que las fuerzas políticas pactarán (o no) un gobierno con la lógica del sí o el no a la independencia. Y si los bloques no suman, el resultado será de bloqueo político. Los votantes de la lista de Carles Puigdemont no saben si su candidato podrá ser investido president, mientras que los de ERC darán su confianza a una lista encabezada por Oriol Junqueras, que se encuentra en la cárcel. Con este panorama anómalo, los votantes no irán a las urnas con la lógica de la razón, si no con la emoción. Y los sentimientos esconden los efectos dañinos del bloqueo político, que no es exclusivo de Catalunya. 

El Gobierno de Rajoy, negado para lograr  consensos y propiciar el diálogo, ha usado el procès para tapar sus vergüenzas. No ha aprobado una sola ley orgánica en todo el año ni ningún real decreto legislativo. No legisla, pero torpedea cualquier iniciativa de la oposición. Los bloqueos y el clima electoral continuo han ocultado temas importantes como la desigualdad y la pobreza endémica. Y los que sufren el bloqueo/os son los ciudadanos, los de todos lados.