La bicicleta puede inventar caminos

Todos sabemos que en una sociedad tan llena de avisos y de normas corremos el peligro de ser sancionados. No me quejo. Se puede decir que cada día un grupo de ciudadanos somos infractores de alguna norma urbana. Conscientemente o no. Dejo de lado a los grandes vulneradores de las leyes, a los estafadores, a quienes abusan injustamente y en beneficio propio de todo tipo de privilegios que no les corresponden.

Hablo de una larga serie de pequeños hechos que la administración considera incorrectos. Solo un ejemplo: los ciclistas que instalen un motor en la bicicleta serán castigado con una sanción de cinco años de inactividad.ciclistas  Si lo he entendido bien, esto ocurre en Francia, que es un país de ciclistas, y famoso por la organización del Tour. 

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Los ciclistas profesionales parece que no son los únicos dudosos, la sospecha también recaesobre los ciclistas aficionados. Pero ¿cómo se puede ocultar el fraude ciclista? Se descubrió hace poco y el acusado dijo lo siguente: «No he vendido drogas, no he matado a nadie, solo he instalado instalado un motorcito en la bici. Y no soy el único que lo hace».

Nuestra habilidad para autodisculparnos es notable. Y, a veces, incluso ridícula. Cuando, por ejemplo, tenemos una cita con alguien, es posible que este alguien con el que decimos que la tenemos no exista, pero las excusas son siempre aceptadas cuando el otro llega tarde. Sería impertinente reclamar detalles del retraso: «¿Qué te ha pasado?»

Ir en bicicleta no parece una justificación para llegar tarde a una cita. Veo cómo a menudo se infiltran entre los coches que están parados en un semáforo, y encabezan el bloque de vehículos. 

La vida es ir pedaleando para no perder el equilibrio. Somos una bicicleta. No se trata de instalarnos en la parrilla de salida sino de avanzar procurando no caer.