La rueda

Bicicleta, cuchara, dinero

OLGA MERINO

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No hace la felicidad, pero ayuda bastante. El hecho de que la ruleta del alzhéimer haya señalado a un personaje público como Pasqual Maragall -el domingo se preestrena en el Gran Teatre del Liceu Bicicleta, cullera, poma, el documental de Carles Bosch que narra el pulso del expresident contra la dolencia- tiene un aspecto positivo: sitúa el problema sobre el tapete. Hasta hace poco, apenas se hacía referencia a esta enfermedad en los medios, y el marrón, si me permiten la palabra, se despachaba en el ámbito doméstico, con un extenuante precio también en los huesos de los cuidadores. Supongo que el clan Maragall cuenta con suficientes recursos para entablar la batalla, pero la irrupción del alzhéimer en el común de las familias supone una sangría económica. Llega un punto en que resulta imposible dispensar en casa los cuidados que precisan estos enfermos, y una residencia sin grandes lujos viene a costar unos 2.000 euros al mes tirando bajo. Da vértigo ponerse a hacer números.

Demasiado a menudo todo se reduce a un problema de dinero. Esta semana leía con preocupación en EL PERIÓDICO un excelente reportaje sobre el tijeretazo que están sufriendo los centros biomédicos y biotecnológicos dependientes de la Generalitat -en época de vacas flacas la investigación científica acaba siendo relegada a fruslería presupuestaria-. Ignoro con qué criterios se reparten las partidas, pero prefiero que se invierta en investigación que, pongamos por caso, disponer de una terminal aeroportuaria con mármol de Carrara. La ciencia es un proceso dinámico que implica la búsqueda constante y la realización de experimentos para validar hipótesis. Resulta descorazonadora la perspectiva de que los mejores cerebros del país decidan levantar el vuelo por falta de medios. Me refiero a hombres y mujeres brillantes y que aman su trabajo, como el doctor Rafael Blesa, jefe del servicio de neurología del Hospital de Sant Pau y responsable en el Centro de Imagen Molecular de un programa pionero de detección precoz del alzhéimer. Que quede claro: sin tiempo ni pasta, kaputt.