Dos miradas

Berenjena

Algo anda rematadamente mal cuando las querencias políticas de unos y otros determinan algo tan simple como el lugar donde comprar

Silla vacía con un lazo amarillo en un mitin de ERC.

Silla vacía con un lazo amarillo en un mitin de ERC. / periodico

EMMA RIVEROLA

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"Si no quita el lazo, hemos decidido no volver a comprarle". Así finaliza una carta que ha recibido un frutero de Tarragona. El mensaje está supuestamente escrito por un grupo de vecinas. No aparecen sus nombres. Solo el aviso de su disgusto por el lazo amarillo que parece ser que al tendero le gusta lucir. La publicación de la carta ha animado a otros a comprar en solidaridad con el frutero. Unos hablan de boicot. Otros de libertad. Y lo único cierto es que la ideología ha llegado a las berenjenas. O las creencias. O la fe. Con sus profetas, sus mártires y sus herejes.

Es una anécdota, de acuerdo. Una más. Una de tantas. Pero algo anda mal cuando una berenjena es más que una baya que va del color blanco al negro, pasando por el popular morado. Algo anda rematadamente mal cuando las querencias políticas de unos y otros determinan algo tan simple como el lugar donde comprar una puñetera berenjena.

Se nos ha pegado la ideología a la mirada. Y, si no se produce algo parecido a un milagro, el velo cada vez será más tupido. Se cerrarán los ojos a los errores de los propios, sean quienes sean. Se les perdonarán los agravios y las mentiras. Se premiará a los que rinden pleitesía. Y se estigmatizará a los críticos. Para que nada se cuestione. Para desterrar la duda como la primera traidora. Quizá algunos piensan que ya hemos llegado a eso. Pero esta historia ya se escrito muchas veces. Solo estamos en el primer capítulo.