La convocatoria del 1-O
Beligerancia y protección
Las costuras sociales van tensionándose y crecen las prevenciones, las suspicacias y los desencuentros
Joan Subirats
Teniente de alcaldía de Cultura, Educación, Ciencia y Comunidad del Ayuntamiento de Barcelona.
JOAN SUBIRATS
A medida que los hechos se suceden, las costuras sociales van tensionándose y crecen las prevenciones, las suspicacias y los desencuentros. Todas las encuestas siguen señalando una indudable mayoría de catalanes a favor de que el país pueda decidir su relación con España, y que, por tanto, consideran que Catalunya tiene personalidad política propia (precisamente lo que el Tribunal Constitucional le negó en su célebre sentencia del 2010). Pero la alianza de Junts pel Sí y la CUP, al situarse sin remilgos en la opción independentista, reduce notablemente esa hegemonía social. La beligerancia explicitada en las dos comentadas sesiones del Parlament por parte de los partidarios de la independencia tuvo como contrapartida a quienes, oponiéndose a ello, situaron todos sus argumentos en la falta de legalidad del procedimiento y en el atropello que ello suponía en términos democráticos.
No es justo que quienes tanto han hecho para evitar la expresión democrática de un pueblo quieran aparecer hoy como los únicos defensores de las libertades y derechos de todos. Pero las prisas y las chapuzas cometidas han dado argumentos para tal sinsentido. Y hoy, si no se actúa con serenidad, muchos catalanes que no están de acuerdo con la independencia pero que entienden que ese tema precisa ser dilucidado dando la palabra al pueblo pueden sentirse desprotegidos en sus derechos, acorralados por expresar dudas sobre los procedimientos, temerosos ante lo que pueda ocurrir.
Estar cargados de razón frente a la beligerante y obsesiva campaña del Gobierno del PP y sus aliados contra las demandas de reconocimiento de una gran mayoría de catalanes no nos debería eximir de contemplar con preocupación que Rajoy consiga reagrupar a su alrededor no solo a fuerzas políticas afines sino también a otras que podían ser más propicias a respaldar las legítimas demandas planteadas, y también a quienes incluso aquí mismo no ven que nadie defienda sus dudas, proteja sus discrepancias o les reconforte sobre lo que pueda acontecer tras el 1-O.
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