ANÁLISIS

Vox, a las puertas del Congreso

Con un escenario tan polarizado, la convocatoria electoral puede favorecer la inclinación del electorado hacia soluciones más extremas

Multitudinario acto de Vox en el pabellón de Vistalegre, el pasado 7 de octubre.

Multitudinario acto de Vox en el pabellón de Vistalegre, el pasado 7 de octubre.

Àngels Pont

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Los datos de la encuesta que este domingo publica EL PERIÓDICO ponen de relieve unos resultados similares a los de 2016 en cuanto al peso electoral del bloque de izquierda y del de derecha. La suma de PSOE y Unidos Podemos por un lado y del PP y Ciudadanos por la otra presenta una distribución de voto y de escaños muy similar a la de entonces. Cualquiera de los dos bloques necesitaría de otros partidos, mayoritariamente nacionalistas, para tener la mayoría absoluta en el Parlamento.

Varían, eso sí, los resultados electorales de cada organización política. El Partido Socialista sería claramente la fuerza política más votada, mientras que Casado y Rivera competirían por la segunda posición. Por su parte, Unidos Podemos, retrocedería respecto a hace dos años. La principal novedad, sin embargo, la protagoniza Vox, el partido de extrema derecha que ha sido noticia en las últimas semanas. Hasta un 3,1% de los entrevistados ha mostrado la intención de apoyar a esta formación y la estimación que ha realizado GESOP le otorga opciones de conseguir representación en el Congreso. Traduciendo esto a votos populares, esta estimación equivale a decir que aproximadamente un millón de ciudadanos con derecho a voto muestra simpatías por esta formación.

Los entrevistados que se decantarían por apoyar Vox son mayoritariamente hombres, menores de 45 años y con bajo nivel de formación. Ideológicamente se definen de derecha y declaran haber votado al PP, Ciudadanos o haberse abstenido en las últimas elecciones generales. Se muestran críticos de manera unánime con el gobierno de Sánchez y aún lo son más con el acuerdo firmado con Unidos Podemos para los presupuestos. En la misma línea, también muestran una aversión evidente a cualquier relación con los partidos independentistas.

La mayoría de los ciudadanos cree que la extrema derecha está creciendo en España y la identifica con Vox, pero también los hay que señalan al PP y Ciudadanos como ejemplo de organizaciones que comparten el mismo extremo político. Como curiosidad, es interesante observar la percepción que tienen los diferentes electorados de quién la lidera: para los independentistas la extrema derecha está comandada por Ciudadanos, mientras que los votantes de los partidos de izquierda españoles -PSOE y UP- la identifican con Vox o el PP, muy por delante del partido de Rivera.

El conflicto catalán está en buena medida detrás de la fuerte polarización que transmiten los datos de la encuesta. Los electorados han cerrado filas y se muestran compactos a la hora de opinar sobre este tema. La excepción, como es habitual, es el electorado socialista. Más de un tercio de los votantes del PSOE se siente incómodo con el apoyo que el Gobierno de Sánchez está buscando entre los independentistas catalanes y el electorado de este partido se muestra muy dividido sobre la actitud que el Ejecutivo español debe mantener ante la cuestión de los presos. A pesar de esta tensión interna en su electorado, el PSOE tiene una fidelidad de voto relativamente alta, Sánchez es el político mejor valorado -incluso, aprueba entre los votantes de UP- y mejora sus expectativas entre los abstencionistas.

Con un escenario electoral tanto crispado, polarizado y, en cierta medida, estancado como el actual, la convocatoria electoral adquiere una importancia estratégica que va más allá de los intereses específicos de una formación y que puede acabar condicionando o favoreciendo la inclinación del electorado hacia soluciones políticas más extremas.