OPINIÓN

La noche de Messi y los recuperados impensados

Iniesta felicita a André Gomes tras el partido.

Iniesta felicita a André Gomes tras el partido. / periodico

Albert Guasch

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Corrió rápido hacia atrás Dembélé, se estiró y abortó un ataque del Chelsea que ya había erizado el vello del Camp Nou. Ovación generosa y muestras de aprobación de sus compañeros, casi tantas como al marcar su imponente primer gol como azulgrana. El francés se ganó la titularidad en Málaga. Se ganó el respeto de los propios en esa esforzada accción defensiva.

Los más impacientes del barcelonismo se habían empezado a hacer preguntas acerca del segundo fichaje más caro de la historia del club. Alivio, pues: ya empieza a insinuar su enorme calidad. Anótese otro futbolista recuperado en la lista de rehabilitados por Ernesto Valverde.

Entró en la segunda parte André Gomes y anótese su nombre al de los recuperados por el Camp Nou. Tantos futbolistas de talento aplastados por la inmensidad de su exigencia y cuesta recordar a un jugador al que el Estadi le haya tendido tiernamente la mano y lo haya levantado en volandas como al portugués. Le vino a decir que jugara, que se soltara, que se olvidara de los pitos. Se le atribuye al presidente norteamericano Harry Truman aquella frase sobre la presión de la responsabilidad: "Quien no soporte el calor de la cocina, que salga de ella".

André Gomes debe demostrar ahora que ese calor no le quema y que no es metafísica toda la fe depositada en él. Será su forma de corresponder a una afición dispuesta a convertir su caso en el de una redención impensada. Fue la ovación también una inyección de fe en el demacrado periodismo escrito: una entrevista a un futbolista, tan racionadas en estos tiempos, si hay sinceridad, puede aún cambiar percepciones. Como la de 'Panenka'.

Messi no necesita que nadie le recupere. Ni le ha quemado jamás la cocina. Messi se basta solo para tumbar a cualquiera, también a un Chelsea con la suficiente calidad como para desitalianizarse de una vez. Messi logró el gol más rápido de su carrera, el del minuto 2. Si se siente bien respaldado, si se siente blindado atrás, el argentino levita. Con él se gana rápido y se gana lento. Pero, sobre todo, con él se llega lejos.