La preocupante falta de carácter del Barça
Luis Mendiola
Periodista
LUIS MENDIOLA
Digamos, por un momento, que existe una explicación plausible a lo que sucedió en los cuartos de final entre el Barça y el Bilbao Basket. La caída del favorito. La sublimación de los bilbaínos. La gesta, en una palabra. Así es el deporte en realidad. Esa es su grandeza. Lo que no puede justificarse es la mala imagen colectiva de los azulgranas. Su falta de respuesta (“hemos jugado agarratados y bloqueados”, dijo Pascual). El escaso carácter competitivo que mostró el equipo en A Coruña.
Con el 'mea culpa' que entonaron el técnico y el mánager general Joan Creus cuando se confirmó la eliminación no hay suficiente para cubrir la herida, porque el batacazo ante un equipo de clase media, de muchos menos recursos que los azulgranas, es la consecuencia de una temporada de altibajos, la penitencia de un conjunto que no transmite buenas sensaciones, falto de espíritu e intensidad. De carácter en una palabra, lo que explica, entre otras razones, su discreto rendimiento en Europa. Ese aviso no ha sido tenido suficientemente en cuenta antes de afrontar la parte clave de la temporada. La eliminación de la Copa en cuartos es el primer peaje que se ha tenido que pagar.
El fracaso escuece más si se analiza de dónde viene el conjunto barcelonista: de una temporada en blanco en cuanto a títulos y de una renovación el pasado verano en toda regla, con seis caras nuevas en el vestuario : Ribas, Arroyo, Lawal, Samuels, Perperoglou, Diagné, y la construcción de una plantilla de 14 jugadores que parece no haber ayudado a cambiar el perfil dubitativo del vestuario, aunque lo ha dejado entrever en algún momento, (en la Supercopa frente al Unicaja o en los partidos frente al Madrid).
El Barça es, a día de hoy, un equipo sin alma, que transmite pocas sensaciones positivas en la cancha, falto de personalidad y de liderazgo. Sin el protagonismo de Navarro y Tomic, el líder en la primera parte de la temporada, en cuyas manos se ha puesto siempre Pascual, el bloque se diluye como el azúcar en el agua.
El técnico ha intentado siempre, y lo ha conseguido muchas veces con éxito, tapar con su trabajo táctico las deficiencias de sus jugadores, la mayoría de buen nivel. Pero en la ecuación para la construcción de una plantilla, no solo vale con eso. Se necesitan también jugadores implicados, con carácter, que aporten intensidad y ganas, algo que la llegada de Dorsey por sí sola no va a arreglar.
En los cuartos de final frente al Bilbao, y por primera vez en sus ocho años en el banquillo, Pascual se jugó un partido a cara o cruz sin tener Navarro en cancha (solo jugó 10 minutos). Puede entenderse como una medida drástica puntual ante la exigencia del encuentro. O también como un cambio de paso del técnico. Sea como sea, el Barça necesita redefinir roles, cambiar actitudes, recuperar estados de forma, porque esta semana le espera otro ‘match- ball’ en la Euroliga frente al Olympiacos y a la afición del Barça, después de acumular unas cuantas decepciones, se le está acabando la paciencia.
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