Opinión | Análisis

Jordi Puntí

Escritor. Autor de 'Confeti' y 'Todo Messi. Ejercicios de estilo'.

Jordi Puntí

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La frustración de Messi

Valverde no está tomando las mejores decisiones a la hora de combinar sus efectivos

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zentauroepp45255074 barcelona 29 09 2018 deportes messi y busquets en el ba180930175609 / JORDI COTRINA

Hace dos semanas se produjo un hecho excepcional en la liga de futbol americano, en Estados Unidos. Se jugaba el partido entre los Bills de Buffalo y los Chargers de San Diego, y la cosa pintaba mal para los Bills. Entonces, durante la media parte, con el marcador 28-3 en contra, uno de sus jugadores más veteranos -Vontae Davis- decidió que no valía la pena seguir y se fue del campo, y al terminar el partido anunció en Twitter que se retiraba. Es cierto que estaba en el ocaso de su carrera y no contaba para el entrenador, pero su decisión le costó muchas críticas de sus compañeros. También dejó un interrogante colgado en el aire: ese mutis final, ¿era un plan premeditado, o fue un calentón?

Traigo esta noticia a colación porque a veces, en mis peores pesadillas, me imagino que Leo Messi hace algo parecido. Que un día, harto de tener que ser siempre la solución, nos deja colgados a todos —aficionados, club, entrenador, compañeros—, con un "aquí os quedáis" y se marcha para no volver. Tras partidos como el del sábado contra el Athletic Club, por ejemplo, me asaltan este tipo de malos pensamientos. Se supone que Valverde le dejaba en el banquillo para que descanse, pero al mismo tiempo el entrenador teje una alineación más bien rocosa que parece decir: tranquilos, si las cosas no salen bien, siempre nos quedarán los últimos 30 minutos de Messi. En este sentido, el argentino descansó físicamente, pero no estoy seguro de que mentalmente su suplencia le sirviera de mucho. El enfado con el árbitro, al final del partido, traduce un estado de crispación, casi como si buscara un chivo expiatorio para sacarse de encima la frustración. Como si avisara de un malestar más profundo.

Sin medio centro

Cada uno puede interpretar la tensión de Messi como quiera. Cuando veo los dos míseros puntos que el Barça ha sacado en los últimos tres partidos -y, sobre todo, la ocasión perdida para alejarse del Real Madrid-, yo pienso que Valverde no está tomando las mejores decisiones a la hora de combinar sus efectivos, y el equipo sin duda se resiente. Contra el Athletic Club, el Barça jugó por primera vez en muchos años sin un medio centro definido, y contra un equipo que iba a hacer la presión alta —palabras del propio Valverde— no parece la mejor opción dejar también en el banquillo a Busquets. ¿Habrá que recordar, una vez más, lo que decía Messi hace unas semanas, elogiando a Arthur porque el Barça sabe defender sobre todo con el balón?

Como en un efecto dominó, hubo otros síntomas del desajuste de jugar sin un medio centro ordenador, y que no se corrigieron. Piqué, con mala conciencia por sus recientes errores defensivos, subía el balón hasta el área, como un centrocampista más, pero sus excursiones creaban incertidumbre en la defensa, y en un par de ocasiones incluso Ter Stegen volvió a tomar esas decisiones temerarias que por suerte ya habíamos olvidado.

Luego está Dembélé, menos efectivo cuando juega por la derecha: a veces da la impresión que Valverde ha ligado su suerte a los aciertos del francés, y viceversa, y el partido ensimismado que Dembélé hizo ante al Athletic no es que digamos el mejor presagio ante la avalancha de citas importantes que se acercan.