Políticos ejemplares
Las irregularidades y ocultaciones de Aznar y Soria delatan una inaceptable doble moral: en política, lo que no se puede explicar no se debe hacer
Enric Hernàndez
Director
Director de EL PERIÓDICO desde el 2010 y licenciado en Ciencias de la Información por la Universitat Autònoma de Barcelona. En 1998 se incorporó al diario como redactor jefe de Política en Madrid. Un año más tarde, asumió la jefatura de la delegación y, en el 2006, fue nombrado subdirector. También trabajó en 'El País' como director adjunto y en el diario 'Avui', donde inició su carrera profesional.
El noble ejercicio de la política impone, más aún en los tiempos que corren, un exigente escrutinio que abarca las conductas privadas. Cuando los escándalos de corrupción socavan el crédito de la clase política no cabe aplicar baremos morales distintos a la gestión del erario público y a la del patrimonio familiar. Lo que no se puede explicar, sencillamente no se debe hacer.
Los 'papeles de Panamá' y una filtración de Hacienda han evidenciado la doble moral de algunos gobernantes actuales y pretéritos, con negocios opacos y prácticas fiscales incompatibles con la ejemplaridad que predican o predicaron.
Muy a su pesar, el primer ministro islandés, otrora martillo de especuladores, hubo de dimitir tras descubrirse su fortuna en un paraíso fiscal. El británico David Cameron improvisó tres versiones distintas, todas inexactas, antes de disculparse y reconocer que tuvo acciones en un fondo opaco en las Bahamas. ¿Y José Manuel Soria? Pues dice que irá al Congreso... la próxima semana.
Tras destaparse su papel en una sociedad registrada en las Bahamas, Soria dijo primero que ignoraba de qué compañía se trataba; luego, que figuraba como secretario de la misma "por error", ya que el titular debía ser alguien con sus mismos nombres y apellidos; y por último desvinculó la matriz británica, fundada por su padre y por él heredada, del 'clon' creado desde Panamá. El hallazgo de un documento corporativo con su firma ha delatado la endeblez de su coartada y agotado su crédito político.
Por si esto fuera poco, a José María Aznar le ha caído una multa de 70.000 euros --más 200.000 de complementaria-- por eludir impuestos al fisco mediante una sociedad instrumental. No podía el expresidente y tótem del PP alegar ignorancia de la ley tributaria; no en vano es inspector fiscal de carrera.
¿Indulto en las urnas?
Aznar no ha salido a desmentir la sanción ni a disculparse, y tampoco el PP le ha pedido cuentas a su presidente de honor. No presenta Soria la dimisión que Mariano Rajoy ya debería haberle exigido. Los populares solo esperan a que las urnas, merced al desacuerdo de la izquierda, los indulten de sus pecados.
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