Autoridad competente

Disfruto las ceremonias de ingreso en la Real Academia Española. Son rituales muy solemnes con un aire masónico. También son ocasiones festivas. Para los del cine y el teatro, es un reconocimiento absolutamente inesperado. ¿Quién nos iba a decir que gentes de la farándula, cómicos que nunca pisaron universidades como José Luis Gómez o Fernando Fernán Gómez serían admitidos en ese selectísimo club de sabios? Cuando hace un mes Manuel Gutiérrez Aragón ocupó su sillón, toda la profesión lo celebró. ¡Tan nefastos no seremos cuando las máximas autoridades del lenguaje hablado y escrito se interesan por escucharnos!

Ayer tomó posesión de su plaza Félix de Azúa, un caso muy distinto pues el sabio catedrático y autor proviene de la academia, un mundo serio y sensato alejado de las candilejas, los focos y la frivolidad. Le contestó Mario Vargas Llosa quien ha hecho últimamente el camino contrario, de la seriedad al papel 'couché'. Pero lo que me maravilla de la Real Academia (no les gusta que añadamos de la Lengua, se consideran la academia por excelencia sin coletillas) es la legitimidad y credibilidad de las que goza. Es impresionante. Si dicen que hay que quitar la tilde, se quita, si dicen que whisky puede escribir con 'g' y con 'qu', se escribe. Casi 400 millones de hablantes del español obedecemos sin rechistar. ¡Y sin recurrir a sanciones ni penas de cárcel!

Tiene verdadera autoridad aquello que entre todos pactamos que acataremos 'motu proprio'. Nuestra decisión de creer a pies juntillas las opiniones de unos señores que se autoproclaman infalibles, es tan arbitraria como práctica: tenemos claro que para entenderse es conveniente compartir un mismo código de signos. Hace unos años decidimos que todo político es sospechoso. Ahora a la lista de desprestigiados la alcaldesa de Barcelona ha añadido a los militares, que en verdad son la institución que ha pegado el cambio más profundo en democracia. Quizá es momento de pedir a los 'reales académicos' que se pasen a la política, a ver si ellos que saben tanto...