LA CLAVE
Atrapados en la ley
Una pregunta: ¿El Valle de los Caídos es un espacio público?
Albert Sáez
Director de EL PERIÓDICO
Soy periodista. Ahora en EL PERIÓDICO. También doy clases en la Facultat de Comunicació Blanquerna de la Universitat Ramon Llull.
Torcuato Fernández Miranda es considerado por la mayoría de historiadores como el arquitecto de la transición española de 1976. Tutor de Juan Carlos I, mentor de Adolfo Suárez y autor de la célebre sentencia para definir lo que se proponía el nuevo régimen: “de la ley a la ley pasando por la ley”. Una parte de la amplia penetración social que acabó teniendo el franquismo tras el trauma de la guerra civil es que logró ser un régimen de “ley y orden”. Franco supo explotar hasta el final esa sensación instalada en el imaginario colectivo de que la República era esencialmente el desorden. A ello contribuyeron decisivamente quienes entendieron el 14 de abril como una revuelta obrera antes que como una revolución democrática. Pero también quienes desde la extrema derecha protagonizaron todo tipo de altercados para entorpecer la transformación social que se escondía tras el impulso republicano inicial. De manera que la transición era imposible sin el mantenimiento de la ley y el orden. Por eso el aforismo de Fernández Miranda triunfó igualmente entre el búnker franquista y el antifranquismo interior. Quienes conocían la España del momento sabían que eran indispensables la ley y el orden. Felipe y Pujol fueron quienes mejor aprendieron esa lección.
Bien está lo que bien acaba, sentenció Shakespeare. El problema es si lo que damos por acabado no acabó. Es lo que nos pasa con el franquismo. Aceptar el paso de la ley a la ley sin ruptura aceleró la transición, pero equiparó en cuanto a legitimidad la legalidad nacida de un golpe de estado con la legalidad democrática. Por ello, la familia del último dictador de Europa puede permitirse recurrir la decisión de un gobierno democrático de retirar sus restos mortales de un inmueble propiedad del Patrimonio del Estado. Y nadie critica su presencia allí como una utilización partidista del espacio público. Y por si acaso la ley falla, ya hay quienes se encargan de crear un poco de desorden en las calles. Para conocer sus métodos es del todo recomendable ver la serie El día de mañana en Movistar+. No es que la historia se repita, simplemente es que determinadas leyes impiden que ciertas cosas pasen a ser historia.
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