La lucha contra la violencia machista

Asesinados un niño y su madre

Al decir que un crimen está relacionado con el género, empezamos a asumir que maten a nuestros hijos como aceptamos que cada año mueran mujeres

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SÍLVIA CÓPPULO

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Han asesinado a un niño de 12 años. Apuñalado. El asesino se ha ensañado con él, tenía heridas mortales por todo el cuerpo. El criminal también ha matado a su madre en el hogar familiar de ambos. La policía desconoce a quién mató primero, aunque no descarta que empezara con el niño para hacer sufrir más a la madre. Después, el hombre ha llamado por teléfono a un familiar y ha desaparecido. Está en búsqueda y captura. 

El crimen de Alcobendas ha sucedido en estos términos. Es un asesinato doble. Pero si lo contamos enmarcándolo en la "violencia de género", explicando que un hombre mata a su expareja y a su hijo, todo nos parece más "normal", e incluso la muerte del niño aparece a nuestros ojos como una especie de daño colateral de las malas relaciones de la pareja. Ya se sabe que los niños pagan las desavenencias de sus padres.

¿Podemos imaginarnos qué haríamos si nos dicen que un niño de doce años ha desaparecido cuando estaba jugando en el parque? Los vecinos, la familia, la policía, todos lo estaríamos buscando, porque no soportamos la idea de que nuestros pequeños, las personas más indefensas, puedan sufrir ningún daño. Por eso protegemos a nuestros hijos. 

LAS COSAS POR SU NOMBRE

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Ya va siendo hora de que reaccionemos y a los asesinatos les llamemos como lo que son, porque cuando empezamos con eso de que el crimen está relacionado con el género, empezamos a admitir que maten a nuestros niños, de la misma manera que hemos asumido que un puñado de mujeres caigan cada año a manos de sus 'ex', como si se tratase de una cuestión de mala suerte. Por eso, cuando empieza el año, ponemos el contador de mujeres asesinadas a cero, porque no cuentan para nada. 

¿Por qué matan esos hombres? Matan porque se sienten humillados y despreciados. ¿Cómo se atreve su mujer a abandonarlos?, se preguntan. La frustración se convierte en una rabia que les corroe por dentro y genera fuerza y mucha potencia. Matan por pura venganza, porque no soportan perder el dominio sobre las mujeres ni aceptan que ellas acaben con su sumisión. 

CAMBIO DE MENTALIDAD MACHISTA

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Todas las medidas para proteger a las víctimas son bienvenidas. Hay que aumentarlas y mejorarlas, de acuerdo. Pero hay que incidir sobre los hombres. Necesitamos que modifiquen esa mentalidad machista. Solo así podrán autorregular sus impulsos y dejarán de matar a mujeres y niños. Sabemos que el éxito es difícil. Lo comprobamos incluso en las terapias con agresores sexuales en las cárceles.

El porcentaje de hombres asesinos que son capaces de cambiar y gestionar mejor sus emociones cuando una mujer les dice basta, es bajo. Nos hablan de un 10% o un 15%. Pero vale la pena poner sobre ellos el foco y trabajar, porque cada hombre "recuperado" es un asesino menos. Claro que, primero, tenemos el deber irrenunciable de activar la alarma social y abandonar definitivamente el eufemismo violencia de género, que solo hace que rebajar la gravedad de los crímenes. Los asesinos de mujeres y niños son eso, asesinos.