GEOMETRÍA VARIABLE

¿El final de la escapada?

El juicio del Palau puede cortarle a Artur Mas una carrera politica de tenacidad a prueba de bomba

El expresidente de la Generalitat Artur Mas, el pasado 27 de febrero en Madrid.

El expresidente de la Generalitat Artur Mas, el pasado 27 de febrero en Madrid. / periodico

JOAN TAPIA

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¿Puede volver Artur Mas a ser candidato? Escribí hace semanas que quería y que la condena judicial --si todavía estaba pendiente del Supremo-- podía favorecerle.

Mas es un misterio. Salido del claustro materno del partido dominante, con formación económica, gran capacidad de comunicación y un cierto 'look' de triunfador, lo tenía todo a favor. Sin embargo, el PSC, con MaragallMontilla y la ayuda de ERC le impidieron ser 'president' en el 2003. Lo logró siete años después, en el 2010. Pero sin mayoría absoluta fue investido con la abstención del PSC y luego gobernó gracias al PP. Incómodo, en el 2012 convocó elecciones anticipadas y pidió una mayoría excepcional para la independencia, su nuevo credo.

No la tuvo y cayó de 62 a 50 diputados, pero pactó con ERC prometiendo un referéndum. Hizo una consulta participativa en el 2014 y luego impulsó una lista única del independentismo. Volvió a disolver y volvió a fallar porque Junts pel Sí se quedó en 62 diputados cuando por separado CiU y ERC tenían 71. Dijo que era un triunfo, para caer bien a los anticapitalistas hizo aprobar por el Parlament una declaración que irritó a la mitad de su Govern… y la CUP le vetó.

Alguien dijo que era gafe y realmente parecía acabado. Pero Mas tiene una cualidad política relevante: tenacidad a prueba de bomba. En 1974, Mitterrand acababa de perder por segunda vez las presidenciales ante Giscard. Todo el mundo le creía hundido pero un conocido escritor, amigo de Mitterrand, dijo que estaba eufórico. ¿Se había vuelto loco? El escritor contestó que sí, pero que era la única forma de conservar alguna posibilidad. Y en 1981, 16 años después de su primer intento, fue presidente.

Mas tiene tenacidad. Si los gobernantes europeos no le reciben, los sustituye con un acto con Ibarretxe en Euskadi y si antes decía que Catalunya sería la Holanda del sur, ahora habla de la Dinamarca del Mediterráneo. Su problema es que la constancia va unida a una gran tozudez y a cierta prepotencia. Por eso se plantó ante Rajoy a la primera: o pacto fiscal, o te vas a enterar. Por eso no rectificó tras el fracaso del 2012. Ni tampoco tras ser vetado por la CUP. Aceptó retirarse para que su proyecto, el 'procés', siguiera. Solo dio "un paso al lado".

Ahora quiere volver. Pero tiene déficit de conocimiento histórico. Mientras a Pujol le apasionaba la historia y Oriol Junqueras es un adicto a la historia económica, Mas sabe justo lo que se enseña en una escuela de negocios. En política, saber historia es poder capitalizar las experiencias de otros. Y puede ayudar a entender la complejidad y la cautela con la que hay que abordar lo de las naciones sin Estado.

Esta semana, los vínculos del Palau de la Musica de Fèlix Millet con la financiación irregular de CDC pueden suponer el final de la escapada. La Holanda del sur no se construye con el contubernio de poder, política y corrupción que los hechos del Palau ponen de relieve. Aunque Mas --tenaz-- contestará inquiriendo si el PDECat tiene un candidato más conocido.