Al contrataque

Sant Jordi, los que sí y los que no

Dante Fachin abre un nuevo y apasionante universo respecto a la diada de Sant Jordi. Les dice a Arrimadas y a Albiol que tiene malas noticias para ellos: "Sant Jordi será siempre nuestro. Nunca vuestro"

Ambiente del Día de Sant Jordi del pasado año.

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Xavier Sardà

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Dante Fachin abre un nuevo y apasionante universo respecto a la diada de Sant Jordi. Les dice a Arrimadas y a Albiol que tiene malas noticias para ellos: «Sant Jordi será siempre nuestro. Nunca vuestro. Estáis fuera. (…) Xavier e Inés, «nuestro» Sant Jordi (en el que vosotros no cabéis)… Sant Jordi siempre será nuestro y vosotros estáis fuera». Los motivos son que, según Dante Fachin, Albiol y Arrimadas no son gente de libros ni de cultura.

Según numerosos test de un grupo de psicólogos de la Universidad James Madison de EEUU, las personas inteligentes son propensas a cometer fallos tontos, porque hay puntos ciegos en su manera de usar la lógica. Y estos puntos ciegos existen porque la gente inteligente tiende a confiar en exceso en su capacidad de razonamiento. Es decir, como están acostumbrados a tener razón y a dar respuestas rápidas, no se dan cuenta cuando meten la pata. Eso sí, puede que se den falsos positivos en inteligencia, en algunos casos de independentistas sobrevenidos.

Insisto que Dante ha abierto una puerta al infierno (suena a 'Divina Comedia', y quizá lo sea), y esto ofrece un inmenso ámbito de posibilidades. Si desde posturas progresistas alguien se otorga la licencia de crear una línea divisoria entre los que sí y los que no, seguramente tendrá muchos seguidores. Podría darse el caso de que alguien considerase que en la diada de Sant Jordi no caben:

    –La gente que lleva carritos de la compra en la diada.

    –Los políticos tránsfugas y atorrantes.

    –Los señores de Podemos con peluquín.

    –La gente de Esquerra que lleve perritos. 

    –La gente socialdemócrata que se tire pedos.

    –La gente izquierdosa que vocifera hablando por teléfono.

    –Los de centroizquierda que empujan cuando van en el metro.

    –Los que no venden rosas amarillas.

    –Los que solo venden rosas amarillas.

    –La gente de la CUP que regatea el precio de las rosas.

    –Los del PSC que no leen mucho.

    –Los del PDECat que no leen.

    –Los ciclistas de centroderecha.

    –Los cristianodemócratas que no leen en catalán.

    –Los humoristas liberales argentinos que hayan robado más de dos novias.

Lo dicho, según los estudios de la citada universidad publicados por Travis Bradberry (presidente de Talent Smart), a todo el mundo le cuesta aceptar con elegancia que se ha equivocado. A las personas inteligentes, como ya se ha dicho, les cuesta incluso más porque están tan acostumbradas a tener razón siempre. La gente inteligente puede percibir el hecho de equivocarse como un ataque personal y el hecho de tener razón, como una necesidad. Todo ello por no pensar un poco más las cosas.