El conflicto catalán

Solo nos salvará la empatía

El traslado de los presos a Catalunya se ajusta a la ley, que es un camino bidireccional, y el respeto hay que conjugarlo en primera personal del plural

Los políticos catalanes presos, a su llegada a la cárcel de Brians 2

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Olga Ruiz

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La empatía, en política, es lo único que puede salvarnos. Solo la capacidad para  identificarnos con el sufrimiento y el sentir de otras personas, nos ayudará a construir algo más sólido de lo que hasta ahora tenemos, que es poco, muy poco. Basta con reflexionar sobre el camino por el que nos ha llevado la obstinación  y el empecinamiento, de unos y otros. Meses después, seguimos en un punto indeterminado, en un limbo tan absurdo y al parecer tan inexistente como el católico.

Me preocupa la falta de empatía de algunos políticos y me exaspera la ostentación que hacen de la misma. Deberíamos empezar por exigirles que argumenten cada una de sus reflexiones, que nos expliquen, por ejemplo, por qué consideran el traslado de los presos independentistas a prisiones catalanas un privilegio. ¿De qué obligación quedarán exentos cuando lleguen al centro de Puig de les Basses, o qué ventaja exclusiva o especial van a disfrutar en Lledoners? ¿Hay cárceles que lo son menos que otras? Si es así que nos lo expliquen y lo denuncien, estaríamos ante un escándalo sin precedentes en nuestro sistema penitenciario.

Pero si por el contrario, no lo pueden explicar, que dejen el argumentario y antepongan, por una vez la empatía, o se acabarán cargando la esencia de la política a golpe de frase hecha.

Hay un concepto, que hace ya un tiempo marca la linea roja entre lo permisible, y lo que no lo es: la legalidad. Constitucionalistas de amplia horquilla ideológica, hemos coincidido en ese punto, nos hemos aferrado a él en unos meses especialmente difíciles. No entiendo el empeño por abandonarlo ahora. El traslado de los políticos que están en prisión preventiva, se ajusta totalmente a la ley, se enmarca en esa normalidad legal tantas veces reclamada. Pero la ley es un camino bidireccional, y el respeto hay que conjugarlo en primera personal del plural. Si el traslado evitará a sus familias centenares de kilómetros y facilitará que vean a sus hijos, si le ley permite aliviar el dolor añadido. ¿Qué es lo que impide que nos alegremos? Definitivamente, la ausencia de empatía.