Al contrataque

La carcajada del proxeneta

La libertad se ha convertido en la coartada para defender las bondades de las opresiones más antiguas, como es el caso de la prostitución

jOVEN EJERCIENDO LA PROSTITUCIÓN

jOVEN EJERCIENDO LA PROSTITUCIÓN / periodico

Najat El Hachmi

Najat El Hachmi

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Virginie Despentes, en 'Teoría King Kong', defiende la prostitución como una opción laboral más. Ya que el capitalismo te explota pagándote un salario bajo por hacer de cajera de supermercado, ¿por qué no sacarte provecho de forma más rentable alquilando tu cuerpo? Me sorprendió que un texto tan feroz con el patriarcado y la cultura de la violación que impregna la mayoría de las sociedades actuales flaqueara al caer en la trampa de la prostitución. Creo que no es arriesgado afirmar que el feminismo tiene como objetivo principal dignificar la mujer hasta conseguir que sea considerada tan válida como un hombre, es decir, elevarla a categoría de 'persona' dentro de las estructuras de relación y las mentalidades de quienes siguen considerándola inferior.

Por eso el feminismo ha trabajado en diferentes direcciones: ganar el derecho a voto, el derecho al trabajo, la igualdad legal, la emancipación individual o la liberación de la propia sexualidad, considerada siempre al servicio del deseo masculino. Visibilizar la mujer en todos los estamentos de la vida pública también contribuye a su dignificación. Como uno de los mecanismos más antiguos que coartan su libertad y la rebajan hasta situarla en niveles de infrahumanidad es su consideración de mero objeto sexual, uno de los ejes del feminismo de toda la vida es luchar contra las prácticas que perpetúan estos mecanismos.

No es nada raro, lo que digo, creo que cualquier feminista puede suscribirlo sin muchas discusiones. Pero si ponemos sobre la mesa el tema de la prostitución resulta que todo lo que he mencionado antes queda en un segundo plano porque no se puede luchar contra el oficio más antiguo del mundo, es demasiado complicado abolirla y, el más socorrido de los argumentos, hay mujeres que eligen libremente prostituirse. Y claro, si eres feminista, no puedes oponerte a la libertad de otras mujeres y enseguida te acusan de imponer tu orden tal como hace el machismo.

La libertad se ha convertido en la coartada para defender las bondades de las opresiones más antiguas. Es hoy el atajo más efectivo para volver a los viejos esquemas y con el aplauso, el consentimiento y la defensa de las mismas feministas. Habría que preguntarse, en caso de que la prostitución fuera realmente elegida, si es éticamente aceptable alquilar el propio cuerpo cuando no está permitido, no aún en estas latitudes, ni vender la sangre ni los órganos. Pero la triste realidad es que las condiciones de las prostitutas distan mucho de ser las que sus defensoras exponen, la triste verdad es que la mayoría son mujeres procedentes de países pobres, víctimas de trata de blancas, esclavas del siglo XXI importadas para el consumo local sin impunidad. El documental El Proxeneta, de Mabel Lozano, lo explica muy bien: a algunos políticos basta con untarlos un poco para que hagan la vista gorda y a otros, a quienes quieren legalizar la prostitución, ni eso porque estos, dice, te hacen el trabajo gratis.