CONFERENCIA DEL 'PRESIDENT'

Verdades y mentiras de Quim Torra

No hay ninguna voluntad de poner los pies en el suelo. Afianzar los activos, reconocer los errores y enmendarlos, no al menos en las páginas que nos ha leído el 'president'

El president de la Generalitat, Quim Torra,  durante su discurso en el TNC.

El president de la Generalitat, Quim Torra, durante su discurso en el TNC. / .44900112

Josep Martí Blanch

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La conferencia del 'president' de la Generalitat, Quim Torra, empezó definiendo el momento político como grave y asegurando que la libertad y la justicia solo son válidas en la verdad. Tiene razón en ambas afirmaciones. Pero en el marcador final de la teatralización de aire poético que vino a continuación lo que se contabilizó fue un reñido empate entre verdades y mentiras.

Las verdades. Tiene razón el 'president' cuando cuenta como verdad que ha habido una operación de Estado para destruir al independentismo. Dice verdad cuando añade que hay presos que lo son injustamente y cuando hay políticos catalanes en otros países porque saben que en España no tienen garantizado un juicio justo. La tiene también cuando afirma que Catalunya tiene el derecho a decidir su futuro, tras años de intensas movilizaciones, como lo han hecho anteriormente en otros sitios. Y es también cierto, basta con tener una agenda transversal o pisar la calle, que hay una amplísima mayoría ciudadana que coincide en estos puntos.

Pero no dice la verdad cuando afirma que internacionalmente la causa independentista es más respetada que nunca. No. Ese respeto se perdió, en buena parte, con una declaración de independencia asentada sobre un referéndum que no lo fue. Hay una crítica generalizada en los países civilizados, efectivamente, sobre la desmesura de la causa judicial puesta en marcha sobre la base de aquel estropicio, pero no sobre el fondo de la cuestión.

El 'president' tampoco dice la verdad cuando afirma que el referéndum ya se ha hecho y que ahora lo que hay es un mandato que cumplir. No ha habido referéndum, no hay mandato. Hubo un acto de heroicidad independentista, de coraje ciudadano, de valor cívico. Pero no hubo referéndum. No hay más cera de la que arde.

Solo mayorías parlamentarias

No dice la verdad cuando habla de que hay una mayoría social detrás del independentismo. No, no la hay. O no se ha demostrado. Las mayorías absolutas no son mayorías sociales, solo son mayorías parlamentarias y esos mimbres no daban para lo que se hizo y, por supuesto, no dan para repetirlo.

Y tampoco es verdad que en el camino soberanista haya habido generosidad de los partidos políticos. Ni la habido ni la hay porque de las lecciones no se ha aprendido. No es verdad que el interés de Catalunya esté por encima de las batallas cainitas. De ser así, hace un año las cosas hubieran sido diferentes y lo serían también hoy. 

El 'president' ha dicho este martes que el texto iba a leer era una propuesta y no una queja. Llegados al punto final la propuesta acabó siendo la suma de citas que ha invadido la política catalana desde 2012 pero ni rastro del qué, cómo, con qué costes ni nada que permita al ciudadano, milite en la opción que milite, poner a trabajar el cerebro dejando a un lado la emoción y el estómago. Seguimos a ciegas y en la lógica de los místicos de la vía iluminativa.

No hay ninguna voluntad de poner los pies en el suelo. Afianzar los activos, reconocer los errores y enmendarlos, no al menos en las páginas que nos ha leído el 'president'.

Al referéndum o referéndum le sustituye ahora el 'libertad o libertad'. Quizá algún día lleguemos a ver también una falsa dicotomía entre inteligencia política o inteligencia política.