Erais los ricos

Todos hemos leído un montón de reportajes y de entrevistas y hemos visto fotos y documentales del Mayo del 68. Y hemos recordado los eslóganes y hemos revivido, en la distancia, los hechos que sacudieron Francia y que terminaron con una mayoría absoluta de De Gaulle y con el retorno a la normalidad burguesa. El tono general se ha movido entre la nostalgia ("cuando comenzamos a ser libres") y la revisión ( "¿dejamos nunca de ser burgueses?"), entre el deslumbramiento de las formas y la inocuidad del fondo. Más allá de la aparición de nuevas formas de relacionarse, con el mundo y con los demás, más allá de la revolución de las conciencias y la moral pública, ¿qué otros avances constatamos 50 años después? La mayoría de los dirigentes de la revuelta se fueron acomodando, incluso en posiciones absolutamente derechistas y contrarias a lo que el movimiento libertario había defendido. ¿Fue, de verdad, libertario? ¿O fue, el Mayo del 68, una especie de juguete que funcionó mientras los que lo manipulaban trataban de descubrir las reglas del juego?

Quienes vivimos las consecuencias (porque en el estallido de los adoquines éramos demasiado pequeños) quedamos fascinados por el situacionismo (que ya era un mamut, cuando lo leíamos), aquella teoría que hablaba de cambiar la vida cotidiana. Con los años, tal vez hemos aprendido que Pasolini y su rabia proletaria tenían razón: "Y vosotros, queridos, (aunque de parte de la razón) erais los ricos".