El debate soberanista

Castillos en el aire y más alegorías

Mientras el Gobierno de Catalunya mira la tierra y ve en ella una alegoría donde sembrar castillos bajo la luna, el del País Vasco mira la tierra y la cubre de infraestructuras y competencias

Emma Riverola

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Con el obelisco de Washington como fondo y la luna llena como testigo, la comitiva que representa a Catalunya elevó un ‘castell’ a las puertas de la recepción privada del Smithsonian Folklife Festival de Washington Previamente, a pesar del ruego de la organización de no politizar el acto, Quim Torra había basado su discurso en el mensaje oficial del independentismo: presos políticos, exiliados, autoderminación, buenas dosis de fango sobre la democracia española y el canto de ‘Els Segadors’.

Después llegó el embajador de España que había permanecido en silencio hasta entonces. Alabó la riqueza cultural de Catalunya, de eso iba el tema, y se esmeró en desmontar la falacia sobre la actualidad del franquismo. El discurso de Morenés era intempestivo al no seguir la petición de la organización, pero difícilmente refutable desde la razón. Emocionalmente, ya es otra cosa. La verdad es una afrenta cuando se está instalado en el mundo de la alegoría. A la delegación catalana, con Torra a la cabeza, le resultó tan insoportable escuchar las palabras del embajador español o tan insoportable desaprovechar la oportunidad de montar su particular 'performance' (¿qué sería del ‘procés’ sin sus 'performances'?) que abandonó la sala al grito de ‘’llibertat presos polítics”.

La estrategia es evidente, se trata de elevar el tono, la gesticulación para llegar a la cita con Pedro Sánchez más fuertes, más díscolos, más irreductibles... O parecer más fuertes, más díscolos, más irreductibles… Parecer… Mientras el Gobierno de Catalunya mira la tierra y ve en ella una alegoría donde sembrar castillos bajo la luna, el Gobierno del País Vasco mira la tierra y la cubre de infraestructuras y competencias. Cuando se va de farol y se pierde, pretender repetir la jugada es una estrategia tan nefasta como inane. Más aún cuando todos ya han visto tus cartas y tú, en el mundo real, solo muestras desnudez. No se trata de renunciar a la partida, se trata de desarrollar una estrategia ganadora y no arrastrar a Catalunya a la pérdida. Para variar.