Al contrataque

Cataleya

Las redes sociales se han inundado con la cara sonriente de Cataleya en una cuna y con el pijama azul de paciente. Es la imagen que aquel 4 de abril su padre y su abuela repartieron por Valladolid para lograr donantes de médula

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Ana Pastor

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Lleva estampadas en el vestido muchas flores chiquitinas. Son rosas. Y pudieran parecer un guiño a su nombre: Cataleya, la reina de las orquídeas. Adrián y Carlota lo escucharon por primera vez en una película y tuvieron claro que si tenían una hija la llamarían así. Cataleya tiene solo 11 meses de vida y varias costuras bajo esos mofletes rollizos. Una mañana del mes de abril, “el día 4”, me recuerda Adrián, les dijeron que Cataleya tenía leucemia. La pequeña se había despertado de la siesta días antes con un ojo hinchado.

Aquel susto aparente derivó en un tumor y en palabras que Adrián no olvida. La misma tarde del 4 de abril, Adrián y su suegra se lanzaron a la calle y canalizaron su rabia colgando carteles por toda su ciudad, Valladolid, en busca de donantes de médula. Su vida se parece hoy poco a la de antes de aquel día. Me lo cuenta un rato después de salir de la énesima resonancia magnética a la que Cataleya se somete con disciplina extraordinaria a pesar de ser un bebé. Se lo dicen los sanitarios que la atienden en el Hospital Clínico de Valladolid, una nueva familia para la niña y los padres.

Llevan muchos meses buscando un donante de médula que finalmente no ha llegado. Pero tiene buenas noticias. Este viernes, les dijeron que quizá él y su pareja, Carlota, tienen una compatibilidad con la niña del 50%. Estos días tendrán que someterse de nuevo a muchas pruebas para un trasplante que puede tener lugar en dos semanas. Cataleya ha conseguido remitir el 80% de la infección de células malas de la que partía el pronóstico inicial. Lo ha hecho nada menos que con cinco ciclos de quimioterapia que ha llevado muy bien y casi sin sobresaltos.

Las redes sociales se han inundado estos días con la imagen del rostro sonriente de Cataleya en una cuna y con el pijama azul de paciente. Es la imagen que aquel 4 de abril su padre y su abuela repartieron por Valladolid para conseguir donantes de médula. Le pregunto a Adrián sobre las cientos de personas que se han apuntado para donar. Está feliz y muy agradecido pero me explica que ninguno de esos nuevos donantes serán para Cataleya. No da tiempo a hacer todos los tramites burocráticos y sanitarios. Adrián me pide, no obstante, que insista en el tema. Es importante concienciar a la gente para que se informe y decida donar médula.

No es habitual pero algunas personas se echan atrás en el último momento porque dudan o no tienen todos los datos. Quedan solo unos días para que Cataleya cumpla su primer año de vida. Será el 19 de septiembre. Para entonces ojalá la compatibilidad de la médula de su padre Adrián o su madre Carlota se haya confirmado y el trasplante sea una realidad. A la espera de buenas noticias, el resto podemos hacer algo: informarnos y hacernos donantes a través del registro nacional que puso en marcha la Fundació Josep Carreras en 1991.