Réquiem por los hombres invisibles

En 'The Young Pope', la nueva serie de Paolo Sorrentino, una relaciones públicas del Vaticano intenta convencer al nuevo Sumo Pontífice de que debe estampar su mejor efigie en una vajilla de 'merchandising'. Entonces él enarbola un simple plato blanco y parece que va a arrancarse con un elogio del diseño de Apple. Lo que hace, sin embargo, es explicar por qué jamás aparecerá en una foto: el escritor más célebre es Salinger, que no dejaba que lo retrataran; el artista más buscado es Banksy, del que todo se desconoce, y las estrellas más cotizadas de la música electrónica son Daft Punk, que ocultan su cara con casco hasta en el DNI.

Ahora que todo el mundo sube 'selfies' a sus redes sociales, que cada uno es un Kardashian de su propia existencia, el valor del misterio parece una herejía. Desaparecer, de internet o de la vida, es delirante y, por eso mismo, atractivo. Dylan, sin ir más lejos, acaba de pasar a la historia de los Nobel por no recoger su galardón: habrá quien tilde su decisión de burla al 'establishment' y eso tendría sentido si no cediera sus canciones contraculturales a anuncios de coches de lujo o si no hubiera cantado 'Forever Young' ante Juan Pablo II.

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Lo más cerca que he estado yo de desaparecer es cuando he extraviado (frecuentemente) el teléfono. O cuando, para escribir mi última novela, me recluí una semana en Poblet. Los anchos muros de este monasterio castraban la cobertura de mi aparato, así que, durante esos días, me convertí en una persona más reflexiva y (sobre todo después de pimplarme los caldos de la viña de los monjes en silencio, ya que no se podía hablar en aquel refectorio del siglo XI) más sabia. Eso no impedía que, tras ocho horas escribiendo aislado, esperara la ceremonia de las Vespres ("los que sembraron con lágrimas en los ojos; llorarán de dicha en la siega") con el corazón al trote de quien va al concierto de su grupo favorito.

Convertirte en 'El hombre invisible', lo dice HG Wells en su novela, "es útil para escapar y para aproximarte". Escapar de qué y a aproximarte a qué: yo me pregunto por qué necesitamos (por qué necesito) que cada acción necesite el aplauso del resto.