MIRADOR

La nueva CDC: firmeza y convicción

La nueva Convergència debe combatir a los radicales de izquierda y a los de derecha

Francesc Sanchez, Carles Puigdemont y Artur Mas, en la reunión de la ejecutiva de CDC, este lunes.

Francesc Sanchez, Carles Puigdemont y Artur Mas, en la reunión de la ejecutiva de CDC, este lunes. / periodico

MARÇAL SINTES

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El mes que viene CDC va a decidir -mediante la consulta a sus militantes y a aquellos que, no siéndolo, se han registrado- si conviene refundar o sólo reformar el partido. No estamos ante un mero artificio retórico, pues lo que está en cuestión es la radicalidad y profundidad del cambio que va a producirse.

Es posible que la opción ganadora sea la primera: la refundación. Es decir, un cambio radical y profundo. El nombre de la nueva fuerza política se ha convertido, en este sentido, en el test con el que se medirá la voluntad de pasar página. Con refundación y otra ‘marca’, se estará rompiendo con claridad con el pujolismo y con los escándalos de corrupción que de manera directa e indirecta afectan y erosionan –y seguirán afectando y erosionando- a CDC. Dejar todo eso atrás es lo que justifica empezar de nuevo. El desgaste producido por estar en el poder durante la dura crisis económica probablemente no sería razón suficiente por si solo.

En el mes de julio, la nueva CDC deberá definir, en primer lugar, cuál es su proyecto ideológico y político, y diseñar la nueva organización del partido. Justo después, se elegirán las personas que tendrán que dirigirlo.

El debate sobre el proyecto es transcendental y muy interesante. Hay algo, sin embargo, que está decidido: la próxima Convergència va a seguir promoviendo la independencia de Catalunya y reclamando un referéndum de autodeterminación.

El resto, es decir, la parte más ideológica, habrá que debatirla y establecerla, partiendo de la vocación mayoritaria de CDC, un partido con voluntad de dar respuesta a los deseos y necesidades de una parte amplia y central de los catalanes. Un partido de gobierno y, por consiguiente, lo que en inglés se conoce como un ‘catch-all party’. 

Se dice casi automáticamente que querer contentar a muchos supone ambigüedad y la indefinición, lo que frecuentemente supone incoherencia. Suele ser así, pero no tiene por qué ser necesariamente así.

Me explico. A mi entender, la nueva CDC debe limitar a la izquierda con el socialismo serio y no abducido por el izquierdismo, mientras a su derecha debe acoger a democristianos de corte europeo. En el centro, los liberales favorables –en la tradición clásica del liberalismo- al estado del bienestar. Es un espacio amplio, sí. Y como es amplio, hay que delimitarlo con fuerza y convicción. Y combatir políticamente tanto a los radicales de derecha como de izquierda. Y a los neoliberales. Flexibilidad y mucho diálogo interno, pero afirmación sin complejos ante los adversarios.

Es justamente la falta de afirmación ideológica y firmeza en las convicciones uno de los elementos que más ha contribuido en los últimos tiempos al desconcierto y, por ende, a la desmotivación y la mengua en el orgullo de muchos votantes convergentes.

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