MIRADOR
El referéndum de los egoístas
Alimentar el nacionalismo por parte de la izquierda es un error que pagaremos caro
Ahora que estamos asistiendo a una redoblada ofensiva a favor de un referéndum de secesión en Catalunya, como si fuera lo más democrático que pudiéramos hacer, vale la pena que nos fijemos en un ejemplo local que ilumina la incongruencia que para la izquierda y el progresismo en general significa la defensa del derecho a decidir. El barrio residencial de Bellaterra, donde viven unas 3.000 personas con una renta tan alta o más que en Sant Cugat del Vallès, desea segregarse de Cerdanyola, que en su conjunto es un municipio muchísimo más pobre. La Entidad Municipal Descentralizada (EMD), creada en el 2010 para atender las reivindicaciones de los vecinos ricos de Bellaterra, promovió el pasado 11 de septiembre un referéndum de segregación en el que participó el 53,5% del censo electoral y obtuvo el voto favorable del 94%.
A la luz de estos resultados y del decisionismo tan de moda en la política catalana, se supone que la independencia de Bellaterra debería caer como fruta madura. Además, el alcalde de Cerdanyola, Carles Escolà, se declara próximo a la CUP y pertenece a una coalición integrada también por Podemos. En las últimas elecciones desplazó al PSC de la alcaldía, pese a que la socialista Carme Carmona fue por un estrechísimo margen la más votada, gracias al apoyo de los otros partidos soberanistas (ERC, CDC e ICV). El derecho a decidir y el independentismo fueron claves para esa alianza en un consistorio fragmentado en siete grupos. Sin embargo, ni el equipo de gobierno de Cerdanyola ni ninguna otra fuerza separatista quiere permitir la independencia de Bellaterra, pese al derecho a decidir ejercido por sus vecinos en una consulta que fue legal. Tampoco el Parlament, que esta misma semana ha discutido la cuestión a propuesta de Ciudadanos, ve con buenos ojos la segregación de este barrio para formar un municipio soberano.
“Es una decepción muy grande. En momentos en los que tanto se habla del derecho a decidir, ni el Ayuntamiento de Cerdanyola ni el Parlament respeta el nuestro; pusimos las urnas, hemos votado y hemos decidido, Bellaterra quiere ser independiente”, afirma Ramon Andreu, presidente de la EMD. Sorprende que no les hagan caso porque sus argumentos se parecen como una gota de agua a los que utilizan Junts pel Sí y la CUP tanto para apelar a la irrevocabilidad del derecho a decidir como en relación al supuesto maltrato fiscal o a la discriminación que sufre Catalunya del Estado español. También los segregacionistas de Bellaterra hablan de elementos identitarios que los diferencian enormemente de Cerdanyola.
El nacionalismo es la expresión colectiva del egoísmo individual. Alimentarlo con artefactos como el derecho a decidir por parte de aquellos que, si realmente son de izquierdas, como los de En Comú Podem, no pueden ser independentistas, es un error que en Catalunya lo vamos a pagar muy caro.
- DeportesEl dueño de la Fórmula 1, cerca de cerrar un acuerdo para comprar MotoGP por 4.000 millones de euros
- SociedadCuando el 'bullying' lleva al suicidio: el lado más crudo del acoso escolar
- Ocio y CulturaMuere la periodista Anna Pérez Pagès, rigor y compromiso con la cultura
- SociedadDestrozos, puñaladas y "fiestas con escorts" en los nuevos rascacielos de lujo de Madrid: "Me fui por miedo
- SociedadDani Alves acude a firmar a la Audiencia de Barcelona para cumplir con las medidas impuestas para su libertad
- SanidadLa tosferina se dispara en Catalunya: los casos de este año ya multiplican por 13 los de todo 2023
- BarcelonaVídeo | Las olas causadas por la borrasca 'Nelson' vuelven a comerse las playas de Barcelona
- Tráfico y transportesEstos son los cambios en el permiso de conducir para los mayores de 70 años
Sociedad