MIRADOR

Rajoy no habla, Puigdemont tampoco

El estudio de la UE sobre competitividad desvela que España y Catalunya retroceden

Puigdemont y Rajoy, en la Moncloa, en abril del 2016.

Puigdemont y Rajoy, en la Moncloa, en abril del 2016. / periodico

JOAN TAPIA

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En España los portavoces oficiales sólo hablan de que crecemos más que ningún país de la UE (cierto) y que todo lo otro -irracionalidad del independentismo aparte- son poco más que zarandajas. En Catalunya, el 'president' predica la inminente independencia, dice que España es una democracia enferma y realza los éxitos del 'conseller' Romeva. Alguna razón tiene porque Artur Mas al final ha sido recibido -y aplaudido- por un dignatario extranjero, el lendakadi Ibarretxe.

Es la tentación del elementalismo en el debate político. Me explicaré. La Comisión Europea ha publicado un sugerente estudio sobre la competitividad de las 263 regiones. Y la competitividad, que la Comisión define como “la capacidad de una región de ofrecer un entorno atractivo y sostenible para las empresas y los ciudadanos”, es relevante para ir más allá del enfoque sólo económico, insuficiente, o del político, que sin referentes económicos es poco más que literatura que no se reconoce como tal. Y para analizar la competitividad el informe recurre a 74 indicadores -agrupados en tres capítulos- que van desde la educación y la sanidad a la fuerza de trabajo, la preparación tecnológica y las infraestructuras.

Pese a que las regiones españolas, incluida Catalunya, salen bastante tocadas, he visto poco debate en la prensa y las redes sociales (aunque EL PERIÓDICO publico el martes una página resumen), y apuntado un sorprendente silencio del mundo político.

Lo primero sobre lo que Rajoy debería reflexionar es que sólo tres regiones -Madrid, País Vasco y Navarra- están por encima del índice 50 de la media europea. Y las tres retroceden respecto al estudio de hace tres años. Madrid, la que más, cae del puesto 53 al 83. Y lo mismo pasa con regiones que están por debajo de la media. Valencia desciende del puesto 171 al 184 y Baleares -pese a su potencia turística- del 188 al 200. Sí, el PIB vuelve a crecer pero en competitividad vamos como los cangrejos.

Y Catalunya no es diferente. Hace tres años aprobábamos al estar por encima de la media comunitaria. Ahora, con un índice de 48,7 estamos 1,3 puntos por debajo. Y detrás de Madrid (67,7), Euskadi (60,2) y Navarra (51,5). En el ranking europeo hemos retrocedido del puesto 148 al 175. Nada menos que 27 puestos. Nos queda el “consuelo” de que Madrid ha bajado 30.

Más complejo de analizar es que de los tres grandes capítulos del estudio, Catalunya se mantiene en el básico, que trata de sanidad, educación elemental e infraestructuras (sigue en el puesto 129) pero baja en el de innovación (preparación tecnológica, sosfistificación de los negocios), donde pasa del 133 al 138 y sobre todo en el de eficiencia (educación superior, mercado laboral, aprendizaje), donde cae del puesto 148 al 175.

Todos los rankings son discutibles pero Rajoy y Puigdemont en su próxima “cumbre”, además de discutir del referéndum y el imperio de la ley, deberían dedicar un ratito a hablar del informe europeo sobre competitividad. Por ahí es por donde progresan -o mueren- los países.