LA CLAVE

Puigdemont: huida hacia atrás

La 'crida nacional' llama a "desplegar una estrategia" para lograr la independencia. ¿No se trazó ya la "hoja de ruta" en el 2015? ¿No se celebró el 1-O? ¿No declaró la independencia el Parlament?

Puigdemont y Marta Rovira, en el centro de la cabecera de la manifestación del 7-D en Bruselas.

Puigdemont y Marta Rovira, en el centro de la cabecera de la manifestación del 7-D en Bruselas. / periodico

ENRIC HERNÀNDEZ

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El universo de la derecha nacionalista catalana —la vieja CDC, el “caduco” PDECat PDECat (Carles Puigdemont dixit) y la flamante Junts per Catalunya— anda revolucionado. El espacio político que Jordi Pujol perimetró en los 80 en torno a las siglas de CiU ha experimentado en seis años no pocos zarandeos: la conversión al independentismo, la lapidación del fundador por su doble moral fiscal, la ruptura con la muleta democristiana, la alianza electoral fallida con ERC, una primera refundación para blanquear la corrupción, otro cambio de nombre con vistas al 21-D, tres liderazgos...

Ahora los herederos de Pujol quieren reinventarse de nuevo, esta vez en forma de “movimiento” teóricamente suprapartidista, pero ideado para presentarse a cuantas elecciones se celebren hasta que la independencia sea efectiva. Un plazo indeterminado, pero no necesariamente breve. El manifiesto Crida Nacional per la República, presentado el lunes por PuigdemontCrida Nacional per la República,, llama a las fuerzas independentistas a "renunciar a los personalismos (sic) y las estrategias de parte". En todo caso, la "parte" encargada de recoger adhesiones no es otra que el grupo parlamentario JxCat.

No se trata, en rigor, de una novedad. Ya en las elecciones del 2012, Artur Mas se presentó como el profeta dispuesto a liderar "la voluntad del pueblo". Luego presionaría a ERC para formar una lista única a la que no ponía "condiciones personales"... salvo la de ser el presidenciable. Y Puigdemont exigía en noviembre una lista republicana "con todos los demócratas".  

¿OTRA 'HOJA DE RUTA'?

Aún menos novedoso es el objetivo fijado: "Desplegar una estrategia destinada a convertir Catalunya en un Estado independiente, en forma de república, nacionalmente libre." ¿Acaso no era ese mismo el programa de Junts pel Sí en las plebiscitarias del 2015? ¿No se trazó una "hoja de ruta" que conducía a la república en 18 meses? ¿No se celebró el 1-O y se declaró la independencia en el Parlament?

Los hechos certificaron en otoño la esterilidad de la vía unilateral, pero una parte del independentismo se resiste a reconocerlo y ha emprendido otra huida, solo que esta vez hacia atrás.