LA CLAVE

El contubernio de Berlín

Puigdemont se ha venido arriba: quiere repetir elecciones el 15 de julio, liderar un "frente común por el pueblo y las libertades" y humillar al Estado español desde Alemania

Puigdemont y Mas

Puigdemont y Mas / periodico

ENRIC HERNÀNDEZ

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Las distintas sensibilidades del independentismo volverán a echarse a la calle este domingo para reivindicar lo poco que aún les une: la exigencia de libertad para sus líderes presos y del retorno de los fugados. Legítima aspiración pero, con la maquinaria judicial en marcha y las extradiciones cursadas, irrealizable a corto plazo, como lo fueron en su día el pacto fiscal de Artur Mas, el referéndum vinculante de Carles Puigdemont o la República imaginaria del Parlament.

Fijarse objetivos inalcanzables es el ejercicio predilecto del procesismo para mantener en forma su cuerpo social, moldeado a fuerza de movilizaciones ilusionantes y repetidas frustraciones. La última zanahoria, fructífera en las urnas pero divisoria para el independentismo, fue la utopía de que un ‘expresident’ reclamado por la justicia y refugiado en Bélgica regresaría por la puerta grande al poder si vencía en las urnas. 

Cuando más cerca estuvieron JxCat y ERC de formar Govern fue mientras Puigdemont estuvo entre rejas. Esquerra ya había accedido a la investidura imposible de Jordi Turull a cambio de que la siguiente sí fuera efectiva. La captura del ‘expresident’ debilitó a sus fieles y dio alas a los pragmáticos del PDECat, que convinieron en ungir a un aspirante sin tacha antes de Sant Jordi para levantar el 155, seis meses después, e imprimir un giro realista a la Generalitat que facilitase la liberación de los presos antes del juicio.

FAGOCITAR A ERC

Pero el revés alemán al juez Pablo Llarena y la excarcelación de Puigdemont devuelve a la heteróclita mayoría independentista a la casilla de salida. El ‘expresident’ se ha venido arriba. Le ha ganado una partida al juez, pero sabe que este lo dejará confinado en Alemania si no logra su entrega incondicional. Repetir elecciones el 15 de julio es, por tanto, su mejor opción.

Este es el contubernio que Puigdemont trama desde Berlín: fagocitar a la descabezada ERC liderando un “frente común por el pueblo y las libertades”, imponerse en las urnas a Ciutadans y humillar al Estado español desde el país de la todopoderosa Angela Merkel. Difícil, pero, vistos los precedentes, no imposible.