El rumor angustioso del mundo

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Domingo Ródenas de Moya

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Luis Buñuel no quería ir a Venecia pero acabó cediendo. Era septiembre de 1967, en medio de fermentos revolucionarios y contraculturales, y el jurado de la Mostra, presidido por Alberto Moravia, con Juan GoytisoloSusan Sontag y Carlos Fuentes entre sus miembros, otorgó por unanimidad el León de Oro a 'Belle de Jour'. A Fuentes le había escrito en agosto que no le apetecía viajar desde México, cargado con sus años y su sordera, e incluso le reprocha que él lucubre sus novelas no "frente al Papaloapan, río de caudal más macho y prístino [...] que los míseros y malolientes canalitos de la república veneciana". Cedió por fin a las presiones de amigos, productores y colaboradores y viajó a Venecia.

El 8 de septiembre Buñuel subió al escenario del Palazzo del Cinema del Lido, recogió el León de San Marcos, soportó la tormenta de flashes y, tras la ceremonia, rechazo acudir a la fiesta que le brindó la condesa Marina Cicogna, que pagó dos aviones privados para traer a Elizabeth Taylor y Richard Burton y a Jane Fonda y Roger Vadim (aparte de alquilar a diez bailarines para recreo danzante de las damas). Buñuel hubiera destilado ácido de aquella feria de vanidades en el palacio Ca' Vendramin, pero prefirió retirarse. Pusieron una foto enorme de su rostro rocoso y bajo ella bailaron Gina Lollobrigida y Onassis, se aburría Marcelo Mastroinanni o se paseaba Visconti tirando de tres galgos atados con cadenas de plata.

Todo artista necesita de esa sordera profilática de Buñuel

Al día siguiente, Buñuel citó a Carlos Fuentes al fondo del Café Florian, entre mármoles y dorados con la memoria de Casanova y Byron flotando; cuando llegó, el cineasta iba por su tercer negroni (campari, ginebra y vermut rojo, su cóctel favorito). Viéndolo abstraído del bullicio, Fuentes le pregunta si su sordera no es de conveniencia. "No", responde Buñuel, pero «puedo conversar perfectamente en español y en francés. En inglés no escucho nada. [...] El mundo es un rumor angustioso". Todo artista necesita de esa sordera profiláctica porque, sin ella, el rumor angustioso del mundo lo aturde e incapacita. De esto trata 'Luis Buñuel o la mirada de la medusa' (Fundación Banco Santander), el ensayo inconcluso que le dedicó Carlos Fuentes y que por fin ha visto la luz.