Rigor e imaginación

El arte maravilloso de improvisar

Saber reaccionar adecuadamente ante lo imprevisto es magnífico

Gabriela Montero

Gabriela Montero / periodico

RAMON FOLCH

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La improvisación está desprestigiada. Con razón. Las culturas mediterráneas, tan reacias a planificar, salen demasiado a menudo del paso con soluciones improvisadas y poco solventes. Hacer sin haber previsto suele ser garantía de mala solución. Por eso desconfiamos de la improvisación. Una lástima, pues ser capaces de improvisar debe ser nuestra mayor virtud. Al abusar de ella, la hemos convertido en defecto.

No todo puede responder a un plan previo. Saber reaccionar adecuadamente ante lo imprevisto es magnífico. El genio suele ir asociado a una respuesta rápida y brillante a una pregunta impensada. El éxito del jazz se debió en buena medida a las improvisaciones de las 'jam sessions'. Solo los músicos de raza pueden improvisar sin una partitura que les marque el camino. Bien mirado, un compositor siempre improvisa, porque escribe en un pentagrama en blanco.

Los músicos barrocos eran grandes improvisadores. Cada concierto era diferente, aunque tocasen las mismas piezas. Incorporaban y sacaban, transportaban y alteraban. Mozart, por ejemplo, improvisaba permanentemente. Una delicia. En nuestra música popular, las 'glosses', las 'albades', las 'jotes' o los garrotines son espléndidos ejemplos, no de músicas, pero sí de letras improvisadas. Pero luego vinieron la rigidez académica y las grabaciones discográficas, que fijan un instante interpretativo iterado 'ad nauseam'.

La pianista venezolana Gabriela Montero ha rescatado la improvisación en los conciertos de música clásica. La audiencia le sugiere temas y ella improvisa. Hacían lo propio Johann Sebastian Bach y Federico II de Prusia, con fugas y cánones que acabaron convirtiéndose en la genial Ofrenda Musical BWV 1079. Montero, que actualmente reside en Barcelona, da conciertos e improvisaciones en todo el mundo. Exhibe en ellos la misma balsámica libertad de espíritu con que pleitea a favor de los derechos humanos. Será la artista residente de Joventuts Musicals de Banyoles durante 2017. Bienvenida la (buena) improvisación. 

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