Pacto en Alemania

Arriesgados quiebros por Europa

O la Unión pone cara humana a la globalización o fracasará devorada como proyecto político

Angela Merkel y Martin Schulz el pasado mes de septiembre en Berlín.

Angela Merkel y Martin Schulz el pasado mes de septiembre en Berlín. / AP / GERO BRELOER

CARLOS CARNICERO URABAYEN

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Si la alta política exige quiebros, desvíos sobre el camino inmaculado de los principios -sagrado para los partidos pequeños que mueren puros - el acuerdo para repetir la Gran Coalición en Alemania es uno de sus más formidables ejemplos. Los socialdemócratas alemanes (SPD) prometieron durante la campaña que no gobernarían con Merkel de nuevo. Lo repitió su candidato Martin Schulz en la noche electoral. Al final han terminado casándose con los democristianos por cuatro años.

Es probable que los socialdemócratas estén cavando un par de metros más su propia tumba. Obtuvieron en septiembre el 20,5% de los votos, sus peores resultados desde la segunda guerra mundial, pero sus líderes piensan que este quiebro, tan difícil de explicar para muchos de sus electores y militantes, merece la pena para impulsar políticas sociales en casa y transformar Europa. No es casual que el SPD se vaya a hacer cargo de las dos carteras más importantes para la UE: Ministerio de Asuntos Exteriores (Martin Schulz) y Finanzas (Olaf Scholz).

Política europea, política nacional

Subrayemos el perfil de Schulz. Ha forjado su carrera en el Parlamento europeo, con cuatro legislaturas y media que terminaron con su llegada a lo más alto: la presidencia de la Eurocámara. El todavía líder del SPD (parece que deja el puesto) ha logrado algunas cosas inéditas. Regresar de la política europea a lo más alto de la política nacional (la norma es el camino inverso). Por sus venas no circula una gota de alcohol (su biografía incluye el fracaso, la adición de juventud y la superación personal) pero rebosa europeísmo, teórico y practicado.

Puede que el quiebro de Schulz sea inexplicable para muchos de los más de 450.000 militantes de su partido, que se preguntan estos días si su caída tiene suelo y decidirán en una consulta si aceptan el acuerdo, pero es un regalo formidable para las fuerzas políticas que quieren transformar Europa, empezando por Emmanuel Macron.

Sin excusas

Los planes del presidente francés para crear una "Europa que proteja", profundizando el nivel de integración de la zona euro, creando un fondo monetario europeo e impulsando el pilar social que descubra el lado más humano de la UE están suspendidos sin gobierno en Berlín. Con una nueva gran coalición en marcha se terminarán las excusas para no dar forma a la plataforma europeísta que espantó a Marine Le Pen del Palacio del Elíseo.

El viento a favor para reformar Europa no es solo político. Y no viene tan solo de Berlín y París. La Comisión Europea en Bruselas repite eufórica que el crecimiento ha regresado. Pronostica un 2,3% para este año. Con estos mimbres, ¿puede la Unión reinventarse para que quienes hoy votan a partidos populistas se convenzan de que la bandera azul con las estrellas es también la suya? La extrema derecha neonazi le pisa los talones al SPD. Los votantes de Le Pen y similares en Europa no han dicho la última palabra. O la Unión pone cara humana a la globalización o fracasará devorada como proyecto político.