El cuerno del cruasán

Arizona no es Alaska

JORDI PUNTÍ

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Ocurrió porque sí. Me encontraba en Estados Unidos. Hacía zapeo en la tele, un domingo por la noche, y de repente aparecióSarah Palinvestida de camuflaje. Era su programa, llamadoLa Alaska de Sarah Palin. Ese díaPalinsalía a cazar con su marido. Localizaban un caribú y ella lo apuntaba con su rifle. En la imagen veíamos al caribú en medio de la diana, una diana como esas quePaliny los suyos dibujaron en campaña electoral para señalar a los congresistas demócratas que había que abatir (metafóricamente, claro).Palindisparaba contra el caribú y fallaba.

Todo eso salía en la tele unos días antes del tiroteo en Tucson, Arizona, en el que murieron 6 personas y otras 14 resultaron heridas, entre ellas una congresista demócrata. Algunos comentaristas vincularon el tiroteo a la propaganda agresiva de los ultraconservadores comoPalin o el movimiento Tea Party. La desgracia, pues, se situaba en un plano ideológico que resultaba incómodo para casi todo el mundo, empezando porObama, tan criticado por su política social igualitaria (sus detractores le acusan de socialista como si fuera un insulto). La semana pasada,Obamahomenajeó a las víctimas con un discurso de gama emotiva que apelaba a la unidad de Estados Unidos en momentos tan difíciles. Es como si el único territorio válido, a la hora de afrontar el duelo, fuera el simbólico.

Estos días se ha divulgado una cifra que da miedo. Después del tiroteo de Tucson, cerca de 400 personas han muerto en Estados Unidos por arma de fuego. Sale a 80 muertos diarios. Según la cadena Bloomberg, la venta de armas ha subido en Arizona un 60%. La gente, pues, no aprende ni escarmienta. La legislación con los permisos de armas sigue siendo demasiado laxa, yObama se da cuenta de que, para poder gobernar, debe rehuir este tipo de debates. La única que no se siente incómoda en el territorio ideológico esSarah Palin,me temo que por falta de escrúpulos. Mientras la cuestión de las armas es obviada por todos,Palin acusa a sus adversarios de «libelo de sangre» y sigue promocionándose.

En la tele había fallado el primer tiro. Como Alaska no es Arizona, el caribú no se movía porque no había visto nunca a un ser humano y no tenía miedo.Palin le disparó hasta nueve veces y al final lo mató. «¡Muy bien , nena!», le dijo su marido. Es lo mismo que le diría, pensé, si un día de estos se convirtiera en presidenta de Estados Unidos.