Pequeño observatorio

Un apunte sobre la memoria

Algunas personas privilegiadas son capaces de hacer compatibles la vejez y los recuerdos

Un grupo de ancianos charla en el parque del Centro Civico Castello.

Un grupo de ancianos charla en el parque del Centro Civico Castello. / periodico

JOSEP MARIA ESPINÀS

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Ya de pequeño mis padres me llevaron al teatro. Es curioso el fenómeno del olvido y los recuerdos. Tantas cosas como se me han borrado de la memoria y en cambio puedo recordar una escena de cuando era un niño pequeño. Veo un escenario de teatro y algunas personas que se movían. Había unos niños que cantaban y no he olvidado un fragmento muy breve de aquella canción. Han pasado, tal vez, unos 80 años: "Chocolate, chocolate, eres el rey del paladar".

¡Qué cosas tiene la memoria! Hay un tiempo, en la vida, en el que la función de la memoria es grabar hechos, nombres, experiencias. Y aquella capacidad que nos enriquecía llega un momento que nos empobrece. La memoria tiene una fecha de caducidad. Se salvan, de esta destrucción, algunas personas privilegiadas capaces de hacer compatibles la vejez y los recuerdos. Si no me equivoco, recordar significa "re-cordar", como si dijéramos "religar" lo presente con el pasado.

La desmemoria hace sufrir, y lo sé por experiencia. Ya no se trata de poder recitar la lista de los reyes godos que me aprendí en la escuela sino de ignorar lo que hice ayer. "Déjame hacer memoria", decimos a veces. Pero la memoria no es fabricable. Llega un momento en que ya no se tiene, en un grado más o menos estimable. A veces pensamos: "¡Ay, cuántas cosas podría explicar si tuviera memoria!". Es triste no tener memoria, y en ocasiones, también alguien llega a formular una queja muy poco agradable, porque suena a acusación: "Pero, ¿no te acuerdas? Es imposible. ¡Si precisamente fuiste tú quien ...!".

Yo no he escrito ni escribiré unas memorias, que es lo que hacen algunas personas notables que han tenido una vida más o menos interesante. Mi vida ha sido demasiado dispersa. Pienso, además, que todo acaba borrándose. Y me gusta lo que dijo Nietzsche: "La ventaja de tener mala memoria es que se disfruta muchas veces con las mismas cosas".