Análisis

Aprovechemos este momento

MARTÍN ORTEGA CARCELÉN

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Lo único cierto sobre los precios del petróleo es que casi siempre nos equivocamos al predecirlos. Nadie esperaba la bajada espectacular de los últimos meses, que nuestras economías deben aprovechar. Ahora bien, existen factores de peso que probablemente harán aumentar los precios del crudo en el medio plazo.

El descenso de los precios tiene que ver con las expectativas de oferta y demanda, y con las decisiones políticas de los productores. En cuanto al juego de la oferta y la demanda, esta última no ha declinado como parece desprenderse de un análisis superficial. Desde el comienzo de la crisis el consumo ha caído en los países ricos, pero los países emergentes siguen reclamando más petróleo. Según estudios de la OPEP, aunque el ritmo baje, la demanda mundial de petróleo seguirá aumentando en el futuro próximo debido al empuje de China y de otros emergentes.

Por lo que se refiere a la oferta, existe la creencia de que la extracción de petróleo a partir de esquistos bituminosos por medio del fracking o fracturación hidráulica va a multiplicar la producción y dar lugar a una nueva época de abundancia. Esta idea es exagerada por dos motivos. En primer lugar, las reservas de petróleo de esquisto (shale oil) no son tan importantes como las de gas. La Agencia de Información de la Energía de Estados Unidos calcula que, en todo el mundo, el petróleo técnicamente recuperable de este tipo de formación rocosa supone solo un 10% de las reservas totales.

El segundo problema del petróleo de esquisto es el coste económico y medioambiental de su extracción y procesamiento. El fracking es viable económicamente solo con altos precios del petróleo. La caída actual de los precios internacionales hace que muchas explotaciones dejen de ser rentables, y que las inversiones necesarias para explotar nuevos yacimientos no se hagan. Se verifica así un círculo típico en los recursos: los altos precios empujan un aumento de la oferta y desincentivan la demanda, mientras que los precios bajos disuaden a posibles nuevos productores y hacen crecer la demanda. Esta es la situación actual, que puede llevar a un efecto rebote del consumo y a nuevos picos de precios.

El papel de Arabia Saudí

Pero el descenso acusado de la cotización internacional del petróleo no ha venido provocado solamente por cálculos sobre oferta y demanda. La geopolítica ha jugado un papel muy relevante. En otoño pasado Arabia Saudí decidió mantener una alta producción, en contra de otros socios menos ricos de la OPEP, que querían reducirla. Abrir el grifo del petróleo supone precios más bajos, lo que perjudica a todos los productores, pero en particular daña a aquellos que necesitan precios altos para equilibrar sus presupuestos nacionales, dentro de la OPEP (Irán y Venezuela), y fuera (Rusia). El primer objetivo de los saudís es seguramente debilitar a Irán e impedir que continúe la rehabilitación en curso del Estado persa como socio de EEUU.

Arabia Saudí puede aguantar esta posición porque tiene las espaldas cubiertas por reservas financieras que se calculan en torno a los 800.000 millones de dólares. Pero las tensiones continúan en el seno de la OPEP, ya que muchos otros productores necesitan urgentemente precios más altos del petróleo.

Así pues, los consumidores de petróleo, como los países europeos, deberíamos aprovechar este momento de precios bajos, pero sin olvidar que debemos seguir preparándonos para un mundo de petróleo caro.