CONTRAPUNTO

Apretarse el cinturón tiene un límite

SALVADOR SABRIÀ

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Hay imágenes que sirven para entender la situación en la que se encuentra el país y alguna de las causas de esta crisis que no cesa. Al menos para la economía real, la del empleo, el consumo, los servicios públicos¿ Una imagen es la de bloques enteros de viviendas acabadas de construir o a medio hacer, o de centros de oficinas desocupadas, que desde la autopista parecen transparentes porque al estar vacías permiten ver lo que hay al otro lado del edificio, y todos estos inmuebles están forrados de billetes de 500 euros. Dinero que se ha quedado allí pegado, perdido, que nadie puede utilizar, que aunque se venda el edificio también se perderá porque los billetes se romperán al intentar despegarlos. El edificio valdrá como máximo su estructura y no el precio ficticio e irreal al que se había situado en los últimos años de la burbuja inmobiliaria.

Otra imagen, un tanto surrealista como la anterior, de la crisis es la de la fábrica de diseño, lista para ser utilizada, pero cuyo propietario ahora no tiene ni dinero para poner en marcha la producción, ni acceso al crédito para fabricar algún producto si logra un pedido, ni la certeza de que lo que acabe produciendo, si supera los problemas anteriores, logrará venderlo y, sobre todo, cobrarlo. A ese mismo empresario, la banca que ahora no le presta le ha estado exigiendo que pague sin demora el crédito que le concedió cuando las cosas iban bien para poder construir la factoría que ahora no sirve para nada. Y precisamente porque el banco, que, ahora sí, mira mucho los posibles riesgos de impago, no ve nada claro que el fabricante pueda obtener suficiente dinero con su actividad, le corta el grifo de la financiación. Es un círculo vicioso y mucho más real de lo que parece.

La tercera imagen es la de un sobre de los que se utilizaban hace años para los sueldos y cuyo contenido va perdiendo grosor cuando llega cada mes a manos del trabajador, mientras que el importe de las facturas que se han de pagar con el dinero que hay en el sobre no para de aumentar. Traducido en números reales, y como explicaba de forma contundente este diario hace unos días, en el caso de un trabajador del sector público que cobrase el sueldo medio de un español el año 2009 (22.500 euros anuales), a finales del 2012 en su sobre habían 2.000 euros menos por efectos de los recortes. A los que todavía debería restarle una paga extra más, equivalente a la pérdida de poder adquisitivo que le ha supuesto la congelación de su salario desde entonces mientras que los precios se han encarecido un 8,5% en el mismo periodo.

Como colofón, los datos de un reciente informe de la consultora TNS, según el cual el 46% de los españoles tiene ahora dificultades para pagar sus facturas a fin de mes. Ocho puntos más que en el 2009. Aunque en los países rescatados oficialmente lo tienen peor: un 89% en Grecia (26 puntos más que en el 2009); 72% en Portugal (ocho puntos más); y 59% en Irlanda (14 puntos más).